Concentración, diversión, ganas y muchas ansias por encontrar los objetos que los trabajadores del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz habían enterrado en diferentes capas de arena en cajas es lo que vivieron ayer los niños que han participado durante esta semana en el campamento de verano que organiza la Junta de Extremadura en dichas instalaciones. Los pequeños, de entre 6 y 12 años, gritaban y se alegraban cada vez que descubrían una pieza nueva con sus palas y sus cepillos entre los diferentes estratos de tierra. Materiales que ya sabían distinguir porque pertenecían a diferentes épocas que habían estudiado y trabajado los días anteriores.

Estos campamentos en el museo se desarrollan de martes a viernes de 9.30 a 13.00 horas durante cinco semanas. Este es el tercero que se lleva a cabo. La primera hora la pasan dentro del centro, en el patio hacen un pequeño resumen del día anterior para asentar los conocimientos y después ya ven la época histórica que les corresponde y visitan la sala de ese periodo. Posteriormente salen a un patio que hay junto al edificio para realizar las actividades.

Siempre ven todas las épocas pero cada año se centran en temáticas diferentes de cada periodo con la finalidad de que los niños vean y descubran el museo. En este sentido, el martes les enseñaron la prehistoria y ahí pudieron aprender cosas sobre los telares y los diferentes tipos de ídolos. Así, construyeron su propia urdimbre y un trozo de tela colgado de un palo, al igual que han hecho con los ídolos.

El miércoles les tocó la época de Roma y los visigodos, donde estudiaron la policromía en las estatuas romanas y dibujaron en madera las estatuas que tiene el museo de Tiberio y Juno para luego decorarlas con colores. También crearon vasijas que decoraron con utensilios como hojas de árboles, cuerdas, conchas o con las uñas para hacer las incisiones.

En cuanto a la edad medieval cristiana, que llevaron a cabo el jueves, los pequeños conocieron la heráldica y llegaron a hacer su propio escudo familiar. Para ello cuartearon el escudo y les pusieron los dibujos que querían relacionados con sus apellidos.

La Pedagoga del museo y responsable del departamento de educación, Yolanda Manzanedo, aseguró que a los niños les gusta mucho realizar estas actividades que finalizan el viernes con una excavación en la que extraen piezas que han visto con anterioridad. «Ya saben identificar un ídolo placa, un ídolo falange, un ídolo oculado, si encuentran decoración saben a qué se refiere o a qué época puede corresponder», agregó. Además, hay una parte muy importante que es lo que llaman el diario del arqueólogo, una especie de cuadernillo en el que cada día, al final de la jornada, apuntan lo que han hecho para que se le asienten los conceptos que han trabajado.

Yoel Pera ha participado en este campamento desde hace tres años y, a sus 12 años, esta era su última edición. A él le ha gustado mucho porque cada años son actividades diferentes y es más divertido. Entre las actividades, destacó la de los escudos. En su caso lo tenía fácil y dibujó una pera y luego una cruz con colores que le gustaban. Ayer fue el último día de este aficionado de la historia y en la excavación explicó que encontraron, huesos, boles, vasos, ídolos y una punta de lanza.

Estos campamentos también se realizan en Cáceres y en el Museo Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz.