La Crónica de Badajoz

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Se imparten en el Centro Social del Gurugú

Clases de español para adaptarse a una nueva vida en Badajoz

Unos 16 ucranianos aprenden el alfabeto, expresiones habituales y la fonética de las palabras para desenvolverse con autonomía

Algunos de los alumnos ucranianos y el profesor de las clases de español en el Centro Social del Gurugú SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Las estructuras de las frases, los verbos o las pequeñas reglas ortográficas, en definitiva, lo básico, así es como han comenzado las clases de alfabetización que se imparten en el Centro Social del Gurugú para personas ucranianas con el objetivo de aprender la lengua española. El cambio del alfabeto cirílico, el que usan ellos, al latino resulta un tanto complicado al principio pero eso no les quita las ganas y el deseo de saber para poder desenvolverse con autonomía en esta nueva vida cotidiana. En torno a 16 personas reciben estas clases, aunque de media tienen entre diez y doce ucranianas, solo hay un hombre, que llegaron gracias a un proyecto de la Fundación Ubuntu África en colaboración con el Arzobispado de Mérida-Badajoz y Cáritas.

A Manuel Alvez, el educador del centro, lo que más le llama la atención es la predisposición que tienen para aprender y conseguir que no tengan que utilizar el traductor, por lo que les enseña expresiones habituales o la fonética de las palabras para su día a día. «Es una tarea ardua y difícil porque son dos idiomas totalmente diferentes, pero hemos tenido suerte porque traen un nivel de estudios bastante avanzado», manifestó.

Anastasiia Yefimova, de 32 años, es una de las alumnas de estas clases. Llegó hace tres meses de Berdyansk, una ciudad costera situada en la región de Zaporiyia, cerca de Mariúpol, donde trabaja como profesora de Educación Física en la Universidad Pedagógica Estatal. Sus sentimientos están encontrados, le gusta Badajoz y a la vez está triste porque quiere volver a su país. En cuanto al español, está aprendiendo mucho aunque lo entiende mejor que lo habla. «Todavía no podemos expresar nuestra opinión porque no tenemos suficiente vocabulario», aseguró con el traductor del móvil. Actualmente trabaja en el restaurante Azcona.

Por su parte, Yuliia Fedina, de 25 años, es profesora de primaria Níkopol, en la región de Dnipropetrovsk, de donde viajó con su madre y su hija. Atrás dejó a su marido y sus amigos, por lo que su deseo también es volver a pesar de que considera que Badajoz es una ciudad muy bonita y la gente le trata bien. «Estoy aprendiendo cual es la mejor forma para poder comunicarme con la gente en la calle», comentó en inglés.

En el último trimestre del curso, estas personas han acudido a las clases dos horas por la mañana dos días a la semana. En julio y agosto tendrán horario de tarde. Sus hijos, que han estado escolarizados en el Colegio Nuestra Señora de la Asunción, lo estarán también en el periodo estival en el centro con los otros usuarios, donde recibirán, desayuno, refuerzo educativo, actividades y el comedor. Asimismo, todos juntos acudirán a la piscina natural de La Codosera.

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