El nenúfar mejicano avanza más rápido por el tramo urbano del Guadiana a su paso por Badajoz que las soluciones para acabar con esta planta invasora, que ha ido colonizando el agua hasta cubrir gran parte de la superficie que se divisa desde cualquiera de los puentes de la ciudad. Hace ya tres años que se pusieron sobre la mesa diferentes alternativas para erradicarla y desde entonces se ha ensayado con mantas vegetales y están en marcha sendos proyectos para permeabilizar con compuertas los azudes de La Granadilla y La Pesquera para contener su expansión.

Pero aún no se ha decidido qué se hará para acabar definitivamente con esta ‘plaga vegetal’ o si realmente el grado de daño ambiental que provoca en el tramo urbano del río compensa una inversión millonaria. Para determinarlo, la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) acaba de sacar a licitación la redacción del proyecto de estudio de impacto ambiental y de las actuaciones de control de esta especie exótica invasora. El presupuesto base asciende a 262.217 euros y el plazo de ejecución de 18 meses.

De la CHG surgió la iniciativa de elaborar el estudio sobre la viabilidad técnica, ambiental y económica de diferentes métodos para eliminar el nenúfar en el Guadiana a su paso por Badajoz, pero era el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico el que tenía la última palabra. Tras darle traslado de ese informe, el ministerio ha remitido al organismo de cuenca el documento de alcance que establece los seguimientos que, durante al menos un años, hay que realizar de la flora y fauna para comprobar si se ven o no afectadas por el nenúfar mejicano, para posteriormente incorporarlos al estudio de impacto ambiental. 

«Hay que valorar si desde el punto de vista ambiental tiene realmente sentido eliminar el nenúfar», explicó Nicolás Cifuentes, jefe del área de Calidad Ambiental de la CHG, quien aseguró que el camalote es "mil veces más dañino". Esta especie invasora está presente en 38 kilómetros de cauces y ocupa 117 hectáreas de superficie, pero hay estudios que apuntan que, en el caso del tramo artificial del Guadiana, el más afectado, podría suponer también un aumento de la biodiversidad (por ejemplo, hay aves como el calamón o las garzas que sería difícil ver sin esta planta), no así en el resto del río, donde su efecto es dañino y puede llevar a reducir la diversidad biológica originaria. «Puede que no tenga tanto impacto ambiental como la gente piensa, sino que sería más social, también muy importantes, como no poder navegar en piragua o pescar», apuntó Cifuentes.

En este proceso que se abre ahora se van a revisar todas las alternativas, valorarlas de manera individual desde el punto de vista técnico, ambiental, económico y social, para proponer «una o dos soluciones» y elevarlas a declaración de impacto ambiental, que será la que dictamine cuál es la mejor solución y las medidas correctoras para aplicarla. 

Entre las alternativas que habrá que elegir se encuentran la opción de no actuar sobre el nenúfar; realizar un control de su expansión con un mantenimiento a largo plazo, mediante la siega durante muchos años, para garantizar los usos sociales del río; o tratar de erradicar la planta deslodando el río, para lo que, a su vez, hay diferentes opciones para llevarlo a cabo. «Cada una de ellas tiene ventajas e inconvenientes y será la declaración de impacto ambiental la que decida cuál es la mejor», señaló Cifuentes.

Proceso tedioso y largo

«Es un procedimiento tedioso por tratarse de un espacio protegido: una Zepa en el tramo urbano, y aguas abajo y aguas arriba, son Zonas de Especial Conservación (ZEC)», recordó el técnico de la CHG, que reconoció que a corto plazo será difícil ver el Guadiana a su paso por Badajoz libre de esta planta invasora. No obstante, destacó que las actuaciones previstas en los azudes son «muy importantes»: la construcción de un sistema de compuertas en el azud de La Pesquera, cuyas obras podrían iniciarse este mismo año, y en el de La Granadilla, un proyecto en fase de redacción. «Esto evitará que en el futuro se vuelan a acumular más lodos y se favorecerá su movimiento, que es importante ambientalmente».

Además, la CHG garantiza que en caso de que se tengan que realizar actividades en el agua, se retirará el nenúfar con segadoras para que puedan desarrollarse.