Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz presentó este jueves su memoria de 2021, bajo el lema ‘Somos lo que damos. Somos amor’, que refleja una disminución del 6% en el número de personas atendidas respecto al año anterior, con algo más de 5.100, pero aumenta el de las personas que se benefician de la ayuda. En la organización preocupa que se haya incrementado las intervenciones a las mismas personas, así como el alto porcentaje, en concreto un 40%, de ciudadanos que llevan acudiendo a durante tres años o más porque indica que hay una parte de la sociedad que se queda atrás.
El documento, que se dio a conocer con motivo de la festividad del Día de la Caridad ‘Corpus Christi’, alerta sobre un nuevo ascenso en las ayudas para las necesidades más básicas como son hacer frente al pago de suministros, alimentación o ropa. Uno de los puntos positivos es que se redujo el número de personas nuevas que llegaron a Cáritas pero, por otro lado, asistió a 447 personas sin hogar frente a las 417 del 2020. Otra de las preocupaciones que expresó el director de la organización en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, Jesús Pérez, es el cambio que se está produciendo en el voluntariado. A pesar de que ha subido levemente el número en 2021, Pérez aseguró que teme que haya barrios o pueblos que se sientan «abandonados» porque se queden sin personal a causa de la renovación. En este sentido, señaló que últimamente se suma mucha gente de mediana edad pero que necesitan hacer algo para atraer a los jóvenes y que se comprometan con la causa.
Otros datos que aporta esta memoria son que dos de cada tres personas que acude a Cáritas son mujeres o que el grupo de edad que recibe más ayuda es el que está entre los 45 y los 65 años por la dificultad que tienen a la hora de encontrar empleo. La organización está presente en 128 parroquias, dispone de dos centros residenciales de atención integral o el dispositivo de emergencia Bravo Murillo o un Centro de Promoción y Empleo en la capital pacense.
El arzobispo, Celso Morga, destacó el acuerdo firmado este año entre Cáritas y fundación Ubuntu África con el que atienden en la actualidad a 31 personas ucranianas, 17 de ellas menores, que están repartidas entre la parroquia de Santa Teresa y dos pisos que hay en la de San Fernando. La mayoría de las mujeres mayores ya trabajan y la finalidad es que tengan autonomía. H
