«La vida privada de los libros viene a ser esa historia que adquiere cada ejemplar cuando es comprado o leído por alguien, cuando se lo lleva a su casa y lo hace reposar en una estantería durante años, décadas e incluso siglos». ‘La vida privada de los libros’ es el título del pregón con el que el escritor olivero José Luis Gil Soto inauguró ayer la 41 Feria del Libro de Badajoz, en el que desgranó «esa pequeña o gran historia de cada uno de los ejemplares de un libro al margen de su propio contenido».

Y como buen lector, Gil Soto se siente muy unido a sus propios libros, «a los que yo imprimo mi personalidad y dejo siempre notas para que alguien algún día, si esos libros no desaparecen antes, encuentre esas pequeñas sorpresas que son mis mensajes». De ahí que reconozca sentirse «orgulloso» de cada uno de los libros que atesora en casa, «porque me han enseñado desde pequeño a cuidarlos bien, a mimarlos y a conservarlos durante mucho tiempo».

Antes de pronunciar el pregón, el escritor habló de la «ilusión» que le hace inaugurar esta feria y «ser profeta en mi tierra», porque «a todos nos gusta ser embajadores de nuestra tierra fuera, pero también nos gustan los reconocimientos dentro». Y es que además, según destacó, la de Badajoz es una feria del libro «de primer orden».

El pregón dio la salida a diez días de feria en el paseo de San Francisco, donde se han instalado 40 casetas y se desarrollarán casi un centenar de presentaciones de libros, hasta el domingo 29. Como novedades, se recuperan las visitas de los escolares, las obras de teatro en el López de Ayala y se llena de contenido la carpa ‘Dehesa de Papel’ para el público más joven,

El alcalde, Ignacio Gragera, defendió que todos los que participan en esta cita cultural contribuyen a hacer de esta feria «una referencia nacional» y los propios expositores así se lo confiesan.