Badajoz registró en 2020 14 casos de discriminación a personas gitanas, un 3,85% de los 364 que se dieron en toda España y un 59% de los 24 que ocurrieron en Extremadura. Así lo recoge el informe anual que la Fundación Secretariado Gitano presentó ayer en las Casas Consistoriales de la mano de Iris González, técnico de igualdad de la fundación en Cáceres. Al acto acudieron el alcalde de la ciudad, Ignacio Gragera, y el subdelegado de Gobierno en Badajoz, Francisco Mendoza, entre otros concejales del ayuntamiento pacense.

Casi la mitad, seis, han tenido lugar a la hora de acceder a bienes y servicios, aunque también los hay en redes sociales y áreas como la educación, el empleo, la salud, la vivienda o los servicios policiales. En el informe se describen situaciones ocurridas en diferentes establecimientos. La empleada de una copistería, por ejemplo, no quiso darle cambio a una mujer gitana que, al abandonar la tienda, escuchó cómo la dependienta comentaba al resto de la clientela «el otro día en la frutería de al lado unas gitanas rumanas intentaron meter billetes falsos y por si acaso no doy cambio a ninguno». En otra ocasión, una modista no quiso atender a otra mujer -es el género más afectado por la discriminación de este tipo- afirmando que para gitanos no trabajaba. Una trabajadora social incluso llegó a llamar ilegales a las personas de esta etnia.

La Fundación Secretariado Gitano trata siempre de que los casos se resuelvan positivamente interviniendo con los agresores e intentando, en palabras de su directora territorial, Mercedes Moreno, que los afectados sean conscientes de que la discriminación pasa y «que no es normal», ofreciéndoles ayuda y dándoles a conocer los cauces a seguir para poner una denuncia.

A veces esto no es posible porque las víctimas no quieren continuar con las actuaciones, pero no fue el caso de Zaira, que en octubre de 2020 acudió a la justicia por el acoso que su marido y sus dos hijos menores de edad sufrían por parte de un vecino. Desde que se fueron a vivir allí, este les preguntó por el contrato de alquiler y el pago de la comunidad, sospechando que eran ocupas. Un día, se encontraron su coche aparcado cerca de su domicilio con unas pintadas en las que se podía leer «Gitano, paga o vete». Fue entonces cuando la familia, asustada y preocupada, recurrió a la fundación. Allí les ayudaron a interponer una denuncia a la Fiscalía por delitos de odio y discriminación. En un primer momento, el juzgado de instrucción archivó el procedimiento por «falta de elementos incriminatorios mínimos». Decidieron presentar otra vez la denuncia, aunque esta vez con un elemento nuevo de prueba que logró la reapertura de un caso que se encuentra ahora mismo a la espera de resolución judicial.

Pandemia

Desde la fundación informaron este miércoles de que muchas de las situaciones discriminatorias que tuvieron lugar en 2020 fueron provocadas por la pandemia y, concretamente, por la estigmatización que los medios de comunicación hicieron de la comunidad gitana respecto a cuestiones relacionadas con el coronavirus. Por ejemplo, unos días antes de decretarse el confinamiento, varios medios de comunicación estatales y locales publicaron una noticia falsa según la cual varias personas gitanas de una localidad de La Rioja se negaban a seguir los protocolos oficiales de prevención tras haberse infectado de covid, hecho que la Guardia Civil desmintió.

Aunque en Badajoz no se registró ningún caso así, desde la fundación consideran que este tipo de noticias que vinculaban a la comunidad gitana con la propagación del virus sí que tuvieron repercusión a otros niveles, pues provocaron un aumento del discurso de odio en los lectores. De hecho, Moreno reveló que los mensajes de odio a gitanos son, tras los relacionados con la orientación sexual de las personas y con su procedencia, los más frecuentes en redes sociales. «Esto es la punta del iceberg. La imagen social de la comunidad gitana ha mejorado en los últimos años, pero todavía queda mucho camino por recorrer para que puedan ejercer en igualdad de condiciones su ciudadanía plena», concluyó.