La Crónica de Badajoz

La Crónica de Badajoz

el entierro tuvo lugar ayer por la mañana en el cementerio nuevo de la soledad

«Jorge tenía cuatro pasiones: su mujer, sus hijas y la fotografía»

Compañeros del fotógrafo que falleció el jueves muestran su pesar por lo sucedido

Jorge Luis Fernández, en una de las numerosas salidas que hacía con sus amigos para hacer fotos. José Antonio Rodríguez

Pasión pura por la fotografía y una buena persona. Así describen sus compañeros y amigos a Jorge Luis Fernández, el fotógrafo de 49 años que falleció este jueves tras sufrir un infarto en la plaza de la Soledad. Casado y con dos hijas, perdió la vida en el Hospital Universitario de Badajoz tras intentar ser reanimado tanto en la calle como en el centro hospitalario.

Nació en León, aunque vivió durante casi toda su vida en Badajoz. Su muerte ha supuesto un verdadero golpe para aquellos que más lo conocían, como Andrés Rodríguez, colaborador de El Periódico Extremadura y La Crónica de Badajoz. «Ha sido como un hermano para mí», cuenta emocionado. A ambos les unía no solo la fotografía, sino también una fuerte amistad reforzada por una familia que le acogió como uno más y por la que Jorge se desvivía: «Tenía cuatro pasiones: su mujer, sus hijas y la fotografía».

No encuentra palabras de agradecimiento para todo lo que hizo por él durante el tiempo que compartieron juntos: «Cada vez que me veía mala cara o lo pasaba mal, estaba ahí preguntándome si necesitaba algo». «Es muy duro ver cómo se te marcha un amigo», lamenta.

Ricardo Correa también era cercano a Jorge. Dice de él que era «educado, afable y amigo de sus amigos». Al igual que Rodríguez, solo puede decir «cosas buenas» de él. Ambos salían juntos a hacer fotos «por amor al arte». También compartió momentos con él Miguel Ángel Naharro, quien asegura que colaboraba mucho con los compañeros y ayudaba a todo aquel que lo necesitase. También trataba de involucrar a cualquier persona que conociese en alguna actividad.

Gracias a él, sus allegados conocieron de cerca el via crucis viviente que organiza Cerro de Reyes cada Viernes Santo. «Era un liante, en el buen sentido de la palabra, porque siempre estaba queriendo hacer algo», señala Andrés Rodríguez. Nicolás Lavado, Esmeralda Lara, José Antonio Rodríguez, Julián Correa, José Vicente Arnelas o Pako Pimienta son solo algunos de los muchos colegas que le acompañaron en sus aventuras fotográficas y en la vida en general.

Una de las imágenes que Jorge Luis Fernández tomó de via crucis del Cerro de Reyes. Jorge Luis Fernández

Profesionalmente, Fernández se dedicaba al transporte. Tras haber recorrido infinidad de kilómetros siendo camionero, ahora estaba más contento después de que su empresa le hubiese ofrecido la posibilidad de encargarse de la logística desde la oficina, evitándose así semanas enteras de viaje fuera de casa. «Eso le quemaba mucho, pero a pesar de no poder estar con sus niñas y su mujer, intentaba llevarlo mejor posible y cada vez que tenía un momento cogía su cámara», dice Rodríguez, quien aclara que nunca se movió por dinero en este mundillo. «Lo hacía más por satisfacción. Era una persona que, haciendo lo que hacía tan bien, con unas fotos tan bonitas, siempre estaba buscando tu aprobación», añade.

Jorge Luis Fernández fue enterrado ayer por la mañana en el cementerio Virgen de la Soledad tras oficiarse la misa en el velatorio que lleva el mismo nombre que el nuevo camposanto. Sus colegas tienen pensado hacerle un homenaje el año que viene en Semana Santa, festividad que le apasionaba vivir y fotografiar. Todavía no saben cómo lo plantearán, pero la idea es que sus imágenes sean las protagonistas de un concurso o exposición.

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