La Crónica de Badajoz

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MÁS DEL 90% DE COLECTIVOS SE IMPLICAN EN UN PROYECTO PARA REVITALIZAR SU PAPEL Y RECUPERAR LA FUERZA PERDIDA

El movimiento vecinal toma impulso en Badajoz

Más de una veintena de asociaciones de vecinos exigen que se desarrolle el Reglamento de Participación Ciudadana, que un año y medio después de ser aprobado solo existe sobre el papel

De izquierda a derecha, José Luis González, Matilde López, Anselmo Solana, Matilde Gómez y Fernando Gonsalbes.

Ser escuchadas, valoradas y reconocidas por las administraciones. Es lo que reclaman más de una veintena de asociaciones de vecinos de Badajoz y sus pedanías, que pretenden dar un impulso al movimiento vecinal, para recuperar la fuerza perdida y que sus reivindicaciones y propuestas sean tenidas en cuenta. Tras seis meses de reuniones y puestas en común, ayer presentaron públicamente el documento que recoge sus aspiraciones y demandas, que registrarán en el ayuntamiento y entregarán a todos los grupos políticos con representación municipal.

«Queremos cambiar la cultura de la subvención por la de la participación», reclamó Anselmo Solana, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Valdepasillas, de donde partió la iniciativa de revitalizar el movimiento vecinal, proyecto en el que se han implicado, según destacó, más del 90% de las asociaciones de vecinos de la ciudad. Solana estuvo acompañado por representantes de otros cuatro colectivos: Fernando Gonsalbes, de Suerte de Saavedra; Matilde López, de Gévora; José Luis González, de Cañada-Moreras; y Matilde Gómez, de La Pilara.

Su primera exigencia es que se desarrolle el Reglamento de Participación Ciudadana, aprobado en pleno en diciembre del 2020 y del que casi un año y medio después no se ha puesto en marcha ninguno de sus 21 puntos. Esta norma reconoce un derecho que, según lamentan, ahora se les niega y es la herramienta a través de la que no solo pueden tener voz en las actuaciones municipales que se realizan en los barrios, sino también mediante la que pueden impulsar a los propios colectivos, que es necesario «rejuvenecer» para asegurar el relevo. 

«No estamos pidiendo nada que la norma no recoja, no estamos en contra del ayuntamiento, la Junta ni los grupos políticos, lo que estamos pidiendo es que se escuchen nuestras propuestas para mejorar la ciudad donde vivimos», recalcó Solana. En este sentido, las asociaciones defendieron la necesidad de que se luche contra la desigualdad entre los barrios, al tiempo que se dé el reconocimiento que merece a los colectivos por las acciones culturales, sociales, educativas o medioambientales que desarrollan, muchas veces «supliendo el papel que corresponde a las administraciones».

Los vecinos aseguraron que no quieren «promesas», sino una participación real que permita solucionar problemas y dar respuesta a las viejas reivindicaciones de los barrios ya consolidados como a las necesidades de las barriadas de reciente creación. Son necesarios centros cívicos, de mayores, instalaciones deportivas, parques, aparcamientos subterráneos, sedes vecinales, calzadas y aceras en buen estado y, en el caso de las pedanías, la mejora urgente de las infraestructuras eléctricas y el servicio de autobús urbano los fines de semana y festivos. No quieren que el ayuntamiento y la Junta se pasen «la pelota» de una a otra en sus responsabilidades, sino que les den voz y cuenten con las asociaciones de vecinos para «hacer» barrio y ciudad.

El proyecto para revitalizar el movimiento vecinal pasa por la unión, que no la unanimidad. La intención de estos colectivos es seguir trabajando de forma común, «porque juntos somos más fuertes». Reconocen que «ni a efectos prácticos ni formales» existen ni la Federación de Asociaciones de Vecinos de Badajoz (Fave) ni la Agrupación Vecinal Ibn Marwan, entre las que se reparten los colectivos, por lo que entienden que este proyecto puede ser el germen de un nuevo espacio común. De momento, esta iniciativa ha servido para que muchas asociaciones que estaban «desconectadas» hayan vuelto a reencontrase y «ponerse cara» y volver a recuperar la «ilusión» ante un reto compartido. «Queremos sumar y construir», aseguran los colectivos, que se reivindican como «parte importante de la sociedad civil y comprometida con sus barrios. Queremos ser reconocidos y considerados, lo que no sucede ahora».

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