Todo surgió en una conversación de WhatsApp entre Berna Píriz y Jaime Perera. Una noche, viendo las noticias, se propusieron ir hasta Polonia a llevar alimentos, medicinas y ropa para los afectados por la guerra en Ucrania y, de vuelta, traerse a todos los refugiados que pudiesen.

Dicho y hecho. Anunciaron su idea por redes sociales y a la ciudadanía le faltó tiempo para donar todo tipo de materiales. La respuesta tanto de los oliventinos como de los habitantes de otras localidades, como Alconchel o la propia Badajoz, fue tan positiva que al final no solo consiguieron llenar un furgón, sino tres. La ayuda también ha sido económica para sufragar los gastos del viaje. En apenas unas horas, por ejemplo, Juan Antonio logró recaudar 2.000 euros para pagar habitaciones de hostales, la gasolina, «que nos ha salido a una media de 2,4 euros el litro», y los peajes, «que son carísimos», apunta Píriz.

El miércoles pasado, los oliventinos Jaime, Berna y Jesús Flores emprendieron el viaje acompañados de Anatoli, ucraniano afincado en Badajoz al que le dicen Antoñito, y de los pacenses Juan Antonio Cabanillas y Juan José Expósito, al que conocen como Iñaki, que sustituyeron a otros dos de Olivenza que justo el día antes de partir dieron positivo en coronavirus.

Los seis voluntarios que han organizado el viaje, justo antes de partir. El Periódico

El viernes, los seis voluntarios llegaron a Varsovia y ayer ya volvieron a pisar suelo español, pero esta vez con los furgones vacíos de materiales y llenos de personas. Concretamente, 15 refugiados, seis de ellos niños de entre 7 y 9 años, un perro y un gato que a estas alturas es probable que ya se haya reencontrado con su dueña, una mujer ucraniana que salió de su país hace unas semanas dejando allí a parte de su familia. Su hija, de hecho, es la que le ha traído a su mascota después de que el animal haya viajado durante varios días de mano en mano desde Kiev hasta la capital polaca.

A algunos los dejaron este domingo entre Burgos y Valladolid porque no iban para Extremadura, sino para Segovia, Guadalajara y Barcelona. Esta tarde llegan de nuevo a Olivenza, donde se instalarán el resto de refugiados.

A la ida condujeron sin detenerse nada más que para comer y dormir un poco en los propios vehículos. A la vuelta, ya sí que han hecho más paradas, sobre todo por los niños, a los que intentaron entretener enseñándoles español, puesto que la intención de sus padres es que vayan al colegio el tiempo que tengan que estar fuera de su país, que esperan que sea poco.