«Las mujeres somos mayoría en la Iglesia, somos las que ejercemos las tareas, quienes la sostenemos y, sin embargo, no estamos en los puestos de decisión». Lo señala Teresa Pacheco, una de las integrantes del grupo en Badajoz de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia. Y contra esa realidad es contra la que están dispuestas a batallar. 

Este domingo se concentraron a las puertas de la catedral de la capital pacense para reivindicar igualdad y para dar a conocer su movimiento, en una protesta simultánea en una decena de ciudades españolas. «Aunque por el nombre pueda parecerlo, esto no es una pataleta ni una salida de tono, es algo de lo que llevamos debatiendo desde hace mucho tiempo y que viene a manifestar tanto nuestro cansancio por una situación de siglos como nuestra fuerza de espíritu para impulsar los cambios necesarios», narra Pacheco. 

Esta argentina de nacimiento y pacense de adopción razona sus puntos con la misma calma con la que alude a imágenes que recuerdan a parábolas para explicar cómo se ha venido desarrollando este movimiento: «Es como la fruta madura que va cayendo del árbol y encuentra terreno abonado. Es un signo de los tiempo y es algo que sentimos que nace del Espíritu», dice.

Uno de los objetivos, pero no el único, es que las mujeres puedan acceder a todos los cargos ministeriales eclesiásticos, tal y como lo hacen los hombres: «No se trata de decir ‘las mujeres ya pueden dar misa’, no. Lo que buscamos es que por ser mujeres, por tener cuerpo de mujer, no quedemos relegadas al trabajo asistencial y educativo, a dar la catequesis. Sino que toda persona pueda ejercer plenamente su vocación ministerial sin que haya diferencia alguna por razón de sexo», expone. 

Pacheco reconoce los gestos que el papa Francisco ha hecho a favor de lograr ciertos avances, como el nombramiento de mujeres en algunos cargos de la Santa Sede o el motu proprio que decretó el pasado año en el que reconocía a las mujeres en su desempeño de tareas en la eucaristía o como monaguillas, algo que, por otro lado y ante la falta de vocaciones, ya se venía haciendo. «El Papa está haciendo un gran esfuerzo y dando pasos que no se han dado en siglos y nosotras se lo reconocemos, más teniendo en cuenta la posición en la que se encuentra y de lo que está rodeado, pero no es suficiente. Además, nuestra visión no es la de esperar a que los derechos vengan de arriba sino que creemos que es algo por lo que hay que luchar desde abajo». 

Influencia feminista

Las integrantes de esta revuelta son mujeres de asociaciones católicas, de grupos parroquiales y teólogas que han ido tejiendo redes y contacto entre ellas por todo el mundo. El movimiento tuvo su génesis en grupos de Francia y Alemania en el año 2018 y a día de hoy se ha extendido hasta ser Angola el último país en tener féminas que se unen. «Para nosotras la pandemia, aunque suene extraño, ha sido un impulso porque nos ha servido para conectarnos y reforzar la comunicación», asegura Pacheco. 

Ella y sus compañeras de Badajoz se conocieron a través del grupo Redes Cristianas, otra plataforma que reúne a católicos de corte progresista. En 2020 se unieron a la reivindicación en Sevilla y en la actualidad el grupo de Badajoz se integra en la ‘Revuelta del Sur’, que engloba a todos los grupos de Andalucía y al extremeño. «Nosotras nos autodefinimos feministas porque precisamente el feminismo nos ha hecho cuestionarnos muchas cosas», defiende.

Todas esas cuestiones están a debate en el Sínodo de las Mujeres (Catholic Women’s Council - CWC en sus siglas en inglés), que se celebra a la vez que el Sínodo de los Obispos del Vaticano. La previsión que ellas tienen es finalizar en octubre con un documento fruto de sus discusiones en el que trasladar sus peticiones finales y concretas al Papa. «El clericalismo, la estructura piramidal y de jerarcas, ha sido una losa para nosotras. El cuerpo de la mujer siempre ha estado bajo sospecha. Lo que pretendemos es volver al mensaje de Jesús: él fue liberador para nosotras, tenía una relación de máximo respeto y cercanía, en una época en la que los maestros no aceptaban a las mujeres. A esas fuentes queremos volver», manifiesta Pacheco. 

Una Iglesia «menos jerarquizada y más circular», que integre «la teología feminista y una nueva comprensión de los ministerios». 

Algunas de las mujeres que se concentraron este domingo a las puertas de la catedral de Badajoz ANTONIO HERNANDEZ CANTERO

La diversidad y el celibato

La Revuelta apoya además la integración del colectivo LGTBI y el fin del celibato obligatorio: «Abogamos por la aceptación total de todas las personas y de las familias diversas, que cada persona elija vivir su vida en libertad. Por eso también rechazamos que el celibato sea obligatorio para ejercer cualquier ministerio, debe ser algo opcional porque cada uno debe poder elegir cómo repartir su amor y si quiere hacerlo también con una familia», explica Pacheco. Además, «la Iglesia está en los cinco continentes, es multicultural, no una cosa de hombres europeos», añade.

Este movimiento también está pegado a la actualidad y no olvida los casos de abusos sexuales que han venido salpicando a la institución en todo el mundo, también en España: «Estamos en contra de todas las formas de abuso que se hayan dado y por eso pedimos a la Conferencia Episcopal que apoye a las víctimas y que se haga cargo de estos hechos», reclama Pacheco.

Mientras esto ocurre y hasta que logren sus objetivos, afirma que seguirán trabajando y predicando su mensaje. La última ocasión fue en este domingo previo al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora: «Que lo hagamos un domingo de puertas afuera de la catedral tiene su simbolismo», revela Pacheco. «Lo que queremos mostrar es que no nos sentimos del todo aceptadas dentro», sentencia. 

Concentración de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia, este domingo en Badajoz ANTONIO HERNANDEZ CANTERO

Los ejes de debate en el Sínodo de las Mujeres

1.- Situación de las mujeres en la Iglesia

2.- Poder, participación y representación

3.- Estructura y rendición de cuentas

4.- La vida sacramental

5.- Resistencia y esperanza