El Centro de Promoción y Empleo de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz atendió el pasado año a 578 usuarios, de los que 148 encontraron un puesto de trabajo. El perfil de mujer, mayor de 45 años y con escasa formación se mantiene como el más numeroso que pasa por las instalaciones del Cerro de Reyes en Badajoz y los puntos de orientación de la barriada del Gurugú y Mérida. 

Del total de personas atendidas, el 70% tenía entre 36 y 65 años y el 66% solo contaba con estudios primarios o inferiores, mientras que del 44% restante, únicamente el 13% había terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). El porcentaje de usuarios con un nivel educativo bajo es «elevado», según reconoce la directora del Centro de Promoción y Empleo, Ahinara Mendo, quien también destaca otra circunstancia significativa: en el caso de las personas extranjeras muchas de ellas cuentan con estudios secundarios, pero no están homologados en España. Los trámites para homologarlos se prolongan en ocasiones hasta dos años, por lo que optan por obtener una cualificación reconocida a través de cursos.

La atención que se presta a los usuarios en el Centro de Promoción y Empleo es individualizada. En cada caso se marca un itinerario de inserción sociolaboral, con un diagnóstico de necesidades y se plantean objetivos, dentro de los que se establece si la persona necesita realizar alguna formación específica en función de su perfil profesional, ya sea a través del propio programa de Cáritas o a través de un recurso externo. A ello se suma la oferta de los cursos formativos que el centro de empleo desarrolla cada año, y financiados por el Fondo Social Europeo, fondos propios de Caritas, de la Junta y del programa Incorpora de La Caixa, 

En 2021, del total de personas atendidas, 80 participaron en estos cursos de formación para mejorar su cualificación. Si antes de la pandemia las acciones formativas estaban más centradas en sectores como la hostelería y los servicios domésticos, sectores más castigados por la crisis sanitaria, ahora se ha incrementado la formación relacionada con la atención sociosanitaria, el comercio y la logística y la construcción, con el objetivo de adaptar el perfil laboral de los usuarios a la demanda de las empresas y facilitar su inserción. Este año se están impartiendo cursos de atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales, de chapa y pintura, de albañilería y trabajos de instalaciones, reparaciones y montajes de estructuras metálicas; reparador-mantenedor de edificios y albañilería; tabiquería de prefabricados,; profesionales del hogar y cuidado de personas mayores; y actividades auxiliares de comercio.  

Cáritas no está sola en este programa, pues tiene como aliadas a 240 empresas vinculadas (19 se han sumado a través de convenios en el 2021). «No se deja de trabajar en la intermediación laboral», destaca Mendo. Los perfiles profesionales que demandan estas empresas, además de los estudios del mercado, sirven para diseñar el programa de cursos que se imparten e incluso formar a personas ‘a la carta’ para favorecer su inserción en el mercado de trabajo.

Aunque el principal objetivo de este programa es mejorar la empleabilidad de las personas en riesgo de exclusión social y facilitar así su acceso al mercado laboral, desde sus diferentes servicios en este programa se realiza un abordaje integral de sus problemas. «Eso es lo que nos diferencia en la actuación, porque no únicamente se trabaja el empleo, sino que se acompaña a la persona para que salga de esa situación de vulnerabilidad» pone en valor su directora.