El Museo de Bellas Artes de Badajoz (Muba) pretende reformar su edificio original, cuya fachada da a la calle Meléndez Valdés, con cargo a los fondos Next Generation de la Unión Europea. Desde la diputación provincial pacense indican que la convocatoria más inminente es la del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (PIREP) a nivel local.

Manifiestan que la inversión a realizar, unos 2,8 millones de euros, es demasiado importante como para afrontarla en solitario. El año pasado ya intentaron cofinanciarla a través del 1,5 % Cultural, pero no lo lograron, aunque no descartan volver a presentarse una vez vuelvan a convocarse las ayudas.

Para poder optar a la financiación europea con garantías, señalan desde la diputación, necesitan tener los proyectos prácticamente terminados. El básico lleva hecho desde 2020, pues era necesario para concurrir al 1,5 % Cultural, y el de ejecución se adjudicó en agosto de 2021 por 84.700 euros a la empresa Estudio de Arquitectura Hago SL, aunque el contrato no se formalizó hasta octubre.

Ahora mismo, el documento se encuentra en proceso de revisión y no se podrá cerrar hasta que salga la convocatoria europea que lo cofinancie, «para que vaya perfectamente orientado». Hasta entonces, apuntan, no podrán definir una fecha para empezar o licitar las obras. La rehabilitación del edificio tendrá carácter de integral, para adaptarlo a los actuales requisitos de accesibilidad, conservación del patrimonio y rehabilitación energética. 

Historia

El palacete de Meléndez Valdés fue la primera sede propia del Muba. Cuando el museo nació en 1919, a iniciativa del pintor Adelardo Covarsí, que fue su primer director (hasta 1951), se componía de tres salas situadas en la planta baja del palacio de la diputación, que se fueron ampliando paulatinamente hasta que el organismo provincial adquirió para su traslado el inmueble de finales del siglo XIX que había sido sede de la Banca Crespo. De manera provisional se inauguraron en 1979 la primera y la segunda planta mientras se realizaba la obra en la baja. El arquitecto fue José Mancera y en 1981 se abrió completo al público.

Debido a que el espacio expositivo se quedó pequeño, la institución provincial adquirió el edificio de la calle Duque de San Germán, perteneciente al médico Regino de Miguel, que se incorporó al museo en 1997. Su contenido siguió creciendo y se agregó un solar que se sometió en el 2006 a concurso de ideas, que ganó, precisamente, el estudio Hago y del que resultó la ampliación con la construcción de dos edificios (uno integrado y adosado al de Duque de San Germán y otro de nueva planta en Francisco Pizarro), inaugurados en marzo del 2015. Estos nuevos espacios permitieron duplicar la pinacoteca e incorporar un área de exposiciones temporales.

Así, ahora queda por rehabilitar el edificio de Meléndez Valdés, que tiene tres plantas de unos 350 metros cuadrados de superficie cada una. La propuesta prevé habilitar una zona de exposición con salas diáfanas que faciliten el traslado de las exposiciones temporales a este edificio, de forma que toda la superficie de Francisco Pizarro será solo para las permanentes.

También se contempla una sala que discrecionalmente podrá utilizarse como espacio formativo o expositivo, localizada junto al acceso, con un espacio anexo dedicado a aseos y guardarropa. Además, habrá una sala de conferencias y el almacén de fondos con una óptima utilización del espacio disponible y un taller de restauración donde se reservará una zona para fotografías de obras.

Por último, se preparará un área de dirección y administración para acoger las estancias destinadas al funcionamiento de la institución, que complementaría la existente en el edificio de Francisco Pizarro, con despachos, sala de reuniones, archivo y almacén de material de oficina.