A José Manuel Trejo Tinoco (Badajoz, 2003) le gusta tatuar. De hecho, ya se ha iniciado en este mundo. Pasó los meses de verano aprendiendo en un estudio y ahora practica con amigos que confían a partes iguales en su pulso y en su gran destreza artística. Sin embargo, hay una posibilidad que este joven pacense no pierde de vista, aunque es consciente de la complejidad que entraña el camino a seguir para poder vivir de ello.

De momento, ya ha dado el primer paso para lograrlo, y es que este estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla ha conseguido exponer sus pinturas por primera vez en su corta vida de 19 años recién cumplidos gracias a la oportunidad brindada por el Edificio VS22.

La serie se titula ‘Los ojos del que mira’: «Me empecé a fijar mucho en las miradas porque con las mascarillas lo único que puedes ver son los ojos. Se me ocurrió probar y me gustó», cuenta. Los primeros trabajos se los enseñó a María Blázquez, su profesora de Dibujo cuando todavía estudiaba Bachillerato de Artes en el instituto Reino Aftasí. Ella fue la que le «metió caña» para crear más cuadros de ese tipo y la que le ayudó a buscar un sitio donde exponerlos. «Si no llega a ser por ella, hubiesen estado guardados», asegura Trejo.

Aunque la temática de sus obras en este caso es similar, no se puede decir lo mismo de la técnica. La mayoría son acuarelas, acrílicos y tinta china con un toque de lápices de colores. También hay algunos grabados en planchas de linóleo, óleos y trazos de bolígrafo.

La exposición parece estar teniendo éxito, o al menos así lo indica la cifra de ocho cuadros que este fin de semana había vendido ya Trejo, a falta todavía de seis días para finalizar. «No me lo esperaba. Con que la gente hubiese visto mis creaciones ya estaba contento», reconoce satisfecho.

Ya se encuentra trabajando en una próxima serie totalmente distinta a esta. De los colores vivos pasa a los oscuros, de lienzos pequeños, a grandes, y de los cuerpos estilizados, a todo lo contrario. Todavía no tiene claro si tratará de exponerla también. «Si veo que me convence lo que hago lo intentaré, aunque no sé cuándo porque lleva mucho trabajo», señala.

Y es que a Trejo todavía no le ha dado tiempo a definirse en un estilo propio y, además, disfruta experimentando. «Cada año hago una cosa diferente al anterior hasta que sale algo que me gusta. Iré probando hasta que me aburra», dice sabiendo que eso es poco probable que pase.

Mientras termina su carrera, seguirá intercalando ambos caminos, el del tatuaje y el de la pintura, buscando una salida profesional en el primero y deseando poder vivir algún día del segundo.