El concurso público para arrendar un bien inmueble donde almacenar las colecciones, mobiliario, piezas o material del Museo Arqueológico de Badajoz ha quedado desierto «al no haberse podido adjudicar en las condiciones planteadas», apuntan fuentes de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, que sacó la licitación en septiembre porque el contrato con el almacén anterior, ubicado en El Nevero, terminaba en noviembre. Desde este organismo apuntan que solo se presentó una oferta que no cumplía con los requisitos necesarios.

Las más de 100.000 piezas que custodia este museo continúan en la nave que las ha albergado hasta ahora mientras la Junta de Extremadura busca una solución para las mismas. «No se van a hacer traslados innecesarios hasta que no esté definido cuál va ser el destino o formato final del almacenamiento de las piezas del museo porque por volumen y por características no son adecuados los desplazamientos», señalan desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, parte implicada en el asunto.

Estas mismas fuentes informan de que la legislación establece «procedimientos de urgencia ante situaciones sobrevenidas» que permiten prorrogar un contrato ya finalizado «en aras de mantener la prestación de servicio público», siempre en circunstancias excepcionales y de forma limitada en el tiempo.

Por el tipo de servicio y por la cuantía empleada (58.080 euros, impuestos incluidos, para almacenar las piezas durante los próximos cinco años), la ley exigía sacar a concurso este contrato. Ahora, al no haber fructificado este formato, ambas consejerías buscan la mejor forma de solventar este problema.

Condiciones

Sea cual sea la opción elegida al final, lo que está claro es que deberá cumplir o acercarse mucho a las exigencias descritas en el pliego de condiciones técnicas de la licitación que ha quedado desierta. En él se especifica que el inmueble debe estar en suelo urbano a no más de 2,5 kilómetros del palacio de los Duques de Feria, sede oficial del museo.

La superficie, que deberá tener forma rectangular, no será inferior a 700 metros cuadrados útiles en una sola planta, aunque no es necesario que el espacio sea único, sino que pueden ofertarse varias naves que en conjunto sumen dicha superficie. La altura, libre de obstáculos, tendrá que ser, como mínimo, de 4,95 metros. También deberá contar con espacios diáfanos, iluminación natural en cerramientos y cubiertos protegidos por cerrajería metálica.

Para una mayor protección contra incendios, la edificación se ubicará en la planta baja, cerca de una vía principal y con posibilidad de amplio espacio para el estacionamiento exterior. La estructura de la nave, además, será de hormigón prefabricado, de tal forma que se alcance mayor resistencia al fuego sin necesidad de mantenimiento de pinturas intumescentes o morteros ignífugos y cuyo impacto medioambiental es más reducido. En ese sentido, para una correcta conservación del patrimonio arqueológico, se excluyen aquellas edificaciones con almacenamiento actual o anterior de productos químicos o tóxicos.