Hispania Nostra ha incluido a las ermitas de Nuestra Señora de la Consolación y del Rosario, ambas en la alcazaba de Badajoz, en su ‘lista roja’ del patrimonio en riesgo de destrucción o desaparición. El comité científico de esta asociación, que trabaja en la defensa, promoción y puesta en valor del patrimonio cultural y natural español y está declarada de utilidad pública, ha atendido la petición realizada por Amigos de Badajoz el pasado mes de octubre, cuando solicitó que los restos de ambas construcciones religiosas se incorporaran a este listado por su progresivo y alarmante deterioro.

Tras estudiar el informe remitido por el colectivo pacense, Hispania Nostra ha concluido que las ermitas de la alcazaba se encuentran «en ruinas» y en situación de «abandono», con «pequeños derrumbes sucesivos», que se suman a otros de mayor calado sufridos en los años 2010 y 2018. Este precario estado de conservación y el hecho de que ni la Junta de Extremadura ni el ayuntamiento «han hecho nada por su recuperación», pese a las repetidas peticiones de asociaciones cívicas, han motivado su inclusión en esta ‘lista roja’, con la que, además de alertar sobre el peligro de destrucción o alteración esencial del patrimonio, pretende darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración.

La Consejería de Cultura y el Ayuntamiento de Badajoz acordaron hace un año (en diciembre del 2020) que sería la Administración regional la que se encargaría de asumir el coste y de licitar de la redacción de los proyectos para la rehabilitación de las ermitas de Nuestra Señora de la Consolación y del Rosario. 

Aunque la previsión era sacarlos a concurso a lo largo del 2021, la Junta de Extremadura, como ya avanzó este diario, decidió posponer su licitación al 2022. La consejería no dio fecha concreta ni tampoco precisó los motivos del retraso. En los presupuestos regionales para el próximo año no aparece ninguna partida destinada para este fin, lo que suscitó malestar y críticas en el ayuntamiento pacense. Sin embargo, Cultura insistió en que mantenía su compromiso de asumir la redacción de los proyectos para la puesta en valor de las ermitas, solo que no se iba a llevar a cabo en el plazo previsto inicialmente. 

Desde Badajoz se pidió a la Junta que diera un paso más para ponerse «al día» con las inversiones en la alcazaba y también financiara las obras de restauración (se estiman en alrededor de 1,4 millones de euros). Sin embargo, la consejería dijo entonces que esa posibilidad se estudiaría cuando los proyectos estuvieran terminados, pero no antes. 

La ermita de Nuestra Señora de la Consolación, que bien podría haber sido una iglesia por su tamaño (unos 800 metros cuadrados) es del siglo XVI. Según los expertos, seguramente fue edificada aprovechando lo que fue el hospital de Santa María de los Caballeros del Castillo y a partir de 1605 se convirtió en la sede la Cofradía de la Consolación, también conocida como la de los Barberos. Aún se mantiene en pie la puerta enmarcada de acceso al recinto, de clara influencia mudéjar, y se conservan parte de los muros de la nave principal y lo que fue un torreón anterior reforzado con sillares, aunque se encuentra «muy deteriorado» y ha perdido muchos elementos. En la zona de l altar mayor aún se pueden ver restos de pinturas y nichos de enterramientos.

Por su parte, de la ermita del Rosario, anterior a la de Nuestra Señora de la Consolación, solo se conserva una parte de la nave y el ábside semicircular. Según la documentación conocida, albergó la sede de la Cofradía del Rosario o de los Morenos del Castillo en 1560, aunque hay expertos que apuntan que lo fue incluso antes, de 1526 a 1548. 

 Las dos ermitas contaron con casas para los ermitaños y hospedería, fueron devastadas durante la Guerra de la Independencia y en 1821 se utilizaron como cementerio, hasta la militarización de la alcazaba en 1846, cuando comenzaron a usarse como polvorín. Su último uso hasta su abandono total en 1965 fue como vivienda.