El teatro Nuevo Calderón de Montijo será hoy testigo de un acontecimiento histórico a nivel nacional. La Orquesta Barroca de Badajoz interpretará a las 19.30 horas ‘Apolo y Dafne’, una zarzuela escrita en 1706 por Sebastián Durón y Juan de Navas, dos compositores españoles que trabajaban en la Real Capilla, que no se representa en España desde el mismo siglo XVIII.

A pesar de este hito musical, por lo que realmente destaca este proyecto, que cuenta con el apoyo de la Diputación de Badajoz, es por su carácter participo y pedagógico, tal y como lo explica Santiago Pereira, el director, y es que, aunque los siete solistas que protagonizan la obra han sido escogidos ‘a dedo’, los 21 integrantes del coro proceden de una especie de casting realizado entre las diferentes escuelas de canto y conservatorios de la provincia pacense: «Para nosotros también es una manera de democratizar este tipo de música. La gente respondiendo súper bien, a unos niveles increíbles, así que la experiencia no podría ser mejor».

Verónica Rivera, de la escuela de canto de Villafranca de los Barros, la describe como «muy enriquecedora» que, además, le ha permitido reencontrarse con antiguos compañeros: «Soy flautista y he tocado mucha música barroca, pero no la he cantado nunca, y la verdad es que estoy aprendiendo mucho».

Pablo Belmonte, del conservatorio de Almendralejo, tampoco había actuado nunca con una orquesta barroca, y considera «avance» cualquier proyecto que se dedique a promover la cultura y, concretamente, la musical: «Ojalá haya muchos más», desea a pesar de la dificultad que ha supuesto interpretar una obra de la que no hay referencias. «Todo lo hemos tenido que construir juntos desde la partitura, pero la gente se lo ha tomado muy en serio, se lo ha estudiado un montón y han aprendido a tocarla y cantarla entera y a saber cómo funciona», asegura el productor, Josep Martínez, que también ejerce de violinista.

El primer ensayo, añade, fue «mágico». José Antonio García, del conservatorio de Montijo, prefiere el término «impactante» debido a su escaso recorrido como cantante coral: «Al principio no sabía ni por dónde iba, me perdía, pero luego, gracias a los compañeros, te acabas adaptando y en seguida te subes al carro».

Daniel Izquierdo es uno de los que le ha ayudado. Este solista interpreta a Apolo y considera que este tipo de iniciativas son «maravillosas» porque, además de ponerte en contacto con otras personas del gremio, también animan al resto a seguir formándose en este aspecto, ya que «sabes que vas a tener oportunidades de cantar». 

El éxito que ha tenido este piloto ha sido tal, que Santiago Pereira ya está planeando la materialización de ideas futuras que pasan por la recuperación de música barroca compuesta específicamente en la capital pacense: «Está dentro de nuestros próximos retos, sería nuestra gran ilusión».