La plaza de España de Badajoz se llenó ayer de música durante una hora, de 17.00 a 18.00, pero no precisamente por un fin lúdico. Los profesores de las Escuelas Municipales de Música salieron a la calle por primera vez en 22 años para manifestarse a las puertas del ayuntamiento. Piden que las clases empiecen ya y que lo hagan, además, de forma presencial, tal y como está ocurriendo en el resto de la región.

Libertad Agudo empezó a trabajar como docente de piano en 1998, justo el año en el que nacieron las escuelas, y nunca desde entonces había protestado públicamente por algún tema relacionado con su trabajo, hasta ayer. «La gota que ha colmado el vaso ha sido no empezar de manera presencial el curso», dice, y pide, al igual que sus compañeros, que, si no se les puede conceder esa petición, al menos sí que les proporcionen las herramientas adecuadas para poder empezar la formación de manera online.

«Cuando nos dijeron que teníamos que empezar así, inmediatamente hicimos una solicitud de teletrabajo, pero como el ayuntamiento no hizo el decreto en su momento, todavía no hemos recibido respuesta», explica Javier Barco, especialista en flauta.

Ambos destacan, eso sí, que la prioridad es volver a las clases físicas: «Se trata de una enseñanza que conlleva unas directrices a cada alumno con cada instrumento. ¿Cómo le enseñas a un niño a coger la flauta, montar la caña o afinar el violín?».

Apoyo de padres y alumnos

Este último instrumento es, precisamente, el que toca Maribel Milanés, una de las afectadas por esta situación que decidió acudir ayer a la plaza de España a arropar a los profesores al igual que otro centenar de personas más. Ella lleva ya siete años en clase, por lo que darlas desde casa no le ha afectado demasiado, pero manifiesta que le parece «imposible» que una persona sin conocimiento ninguno del violín aprenda a tocarlo de forma telemática.

Esta circunstancia la ha vivido en sus propia casa por partida doble, pues su hija de 10 años también es alumna de las escuelas, en su caso de piano. «Es de agradecer el esfuerzo tan inmenso que han hecho los profesores para que las clases pudieran seguir, pero los niños se desmotivan porque tienen que estar pendientes de una pantalla, no es como estar con su profesor que les corrige, les pone la mano, les anima... Ese contacto físico es muy importante para aprender música», opina.

Lo mismo le pasa a la hija de Inmaculada Tiburcio, que está aprendiendo a tocar el mismo instrumento: «Es muy triste que estemos así, porque la calidad en la enseñanza a distancia evidentemente no es la misma que teniendo alguien al lado que les pueda guiar».

Apoyará al profesorado tanto en esta cuestión como en el resto -condiciones laborales dignas, ampliación del curso, nueva plataforma online, personal administrativo estable, instalaciones propias-, y asegura, como Agudo, Barco y Milanés, que continuarán luchando hasta que lo consigan.

Respeta las protestas

La concejala de Cultura, Paloma Morcillo, no ha vuelto a pronunciarse sobre el tema, aunque ya el jueves confirmó a este periódico que respetaba las protestas de los trabajadores municipales, aunque le sorprendían las manifestaciones convocadas (el lunes a las 11.00 horas, los profesores volverán a la plaza de España a «dar la lata», como ellos mismos cantaban ayer por la tarde), ya que pensaba que el contacto indirecto que mantenía con ellos a través de su director era satisfactorio para todas las partes.

«Esto no va a parar porque queremos ofrecer una enseñanza de calidad en unas condiciones dignas. Al final, es la cultura de Badajoz lo que está en juego», concluyó Agudo.

El ayuntamiento, condenado a pagar casi 23.000 euros por horas complementarias

Este mismo mes, donde las quejas por parte de los profesores de las Escuelas Municipales de Música prácticamente no han cesado, el ayuntamiento ha conocido también dos sentencias que le obligan a pagar 22.531 euros a dos trabajadores (10.847 y 11.684) de la Banda Municipal de Música de Badajoz en concepto de horas complementarias. Miguel Ángel González, del sindicato USO, explica que dos músicos de la banda ejercían también de atrileros. El ayuntamiento les pagaba ese tiempo trabajado de más como horas extraordinarias, pero cuando se dieron cuenta de que debían hacerlo como complementarias debido al contrato a tiempo parcial que tenían, dejaron de hacerlo, pero ahora la justicia ha dado la razón a los denunciantes.