Aunque la previsión de la Consejería de Cultura era licitar este mismo año la redacción de los proyectos para la recuperación de las ermitas de Nuestra Señora de la Consolación y del Rosario, ambas en la alcazaba de Badajoz, no será hasta el 2022 cuando lo haga, según confirmaron ayer fuentes de este departamento, que no precisaron los motivos del retraso. No obstante, aseguraron que el «compromiso» de la Junta con el ayuntamiento pacense para asumir el coste del primer paso para la puesta en valor de estas construcciones religiosas se mantiene, solo que no se llevará a cabo en el plazo anunciado inicialmente.

Fue en diciembre del 2020, cuando tras una reunión del entonces alcalde, Francisco Javier Fragoso, y el concejal de Turismo y Patrimonio Histórico, Jaime Mejías, con la consejera de Cultura, Nuria Flores, esta última adquirió el compromiso de asumir las redacción de los proyectos. Desde el Ayuntamiento de Badajoz se pedía Más: que también financiara las obras para «ponerse al día» con las inversiones en la alcazaba. La Junta dijo entonces que más adelante se estudiaría esa posibilidad una vez que estuvieran listos los proyectos, pero no antes. 

La respuesta no convenció a los responsables municipales que desde esa fecha poco han vuelto a saber de estos trámites, pese a haber solicitado información en varias ocasiones a la consejería, según lamentó Mejías.

La rehabilitación de las ermitas de la alcazaba es una actuación que desde hace años reclaman colectivos locales en defensa del patrimonio histórico, que han venido denunciando en repetidas ocasiones su progresivo y alarmante deterioro. Uno de ellos ha sido Amigos de Badajoz, que ahora ha decidido dar un paso más para alertar de su estado «crítico de derrumbe» y ha presentado una solicitud a la Asociación Hispania Nostra, dedicada a la salvaguarda del patrimonio en España, para que las incluya en su ‘lista roja’, en la que se recogen los elementos que corren riesgo de desaparición o de destrucción.

El comité científico de Hispania Nostra tendrá ahora que valorar o no su inclusión en ese listado de estas construcciones, que por su situación, origen y finalidad se consideran un conjunto, para el que Amigos de Badajoz no ve visos «de mantenerlo ni siquiera en pie», reprochó.

 Las dos ermitas contaron con casas para los ermitaños y hospedería, fueron devastadas durante la Guerra de la Independencia y en 1821 se utilizaron como cementerio, hasta la militarización de la alcazaba en 1846, cuando comenzaron a usarse como polvorín. Su último uso hasta su abandono total en 1965 fue como vivienda.

La ermita de Nuestra Señora de la Consolación, que bien podría haber sido una iglesia por su tamaño (unos 800 metros cuadrados) es del siglo XVI. Según los expertos, seguramente fue edificada aprovechando lo que fue el hospital de Santa María de los Caballeros del Castillo y a partir de 1605 se convirtió en la sede la la Cofradía de la Consolación, también conocida como la de los Barberos. Aún se mantiene en pie la puerta enmarcada de acceso al recinto, de clara influencia mudéjar, y se conservan parte de los muros de la nave principal y lo que fue un torreón anterior reforzado con sillares, aunque se encuentra «muy deteriorado» y ha perdido muchos elementos. En la zona de l altar mayor aún se pueden ver restos de pinturas y nichos de enterramientos.

Por su parte, de la ermita del Rosario, anterior a la de Nuestra Señora de la Consolación, solo se conserva una parte de la nave y el ábside semicircular. Según la documentación conocida, albergó la sede de la Cofradía del Rosario o de los Morenos del Castillo en 1560, aunque hay expertos que apuntan que lo fue incluso antes, de 1526 a 1548. H