El Círculo Pacense busca salvarse así mismo. Tras años tratando de recabar apoyo financiero externo para rehabilitar el edificio del siglo XI y salvarlo de su progresivo deterioro, los socios han optado por hipotecar el inmueble para obtener los fondos con los que acometer una actuación integral que lo ponga en valor. 

Adrián Rodríguez, que encabeza la nueva junta directiva que desde el pasado enero está al frente de esta centenaria sociedad, avanzó a este diario que ya están negociando con diferentes entidades financieras las condiciones de la hipoteca, que afectaría a una tercera parte de la propiedad, valorada en más de 3 millones de euros, pues el proyecto de reforma que plantean tendría un coste de entre 600.000 y 800.000 euros, aunque todavía no se ha cerrado el presupuesto definitivo para la obra, que esperan que pueda comenzar antes de dos años. 

El Círculo Pacense se sostiene ahora únicamente con las cuotas de sus poco más de cien socios, que abonan 7 euros al mes. La junta directiva ha echado números y cree factible afrontar esa carga hipotecaria, porque sería a muy largo plazo y porque la idea es que se comience a pagar una vez que reabra al completo el inmueble. «Cuando abra sus puertas, van a llover los socios», aventuró su presidente. 

También se establecerán distintos regímenes económicos para el uso de las instalaciones, pues habrá una parte de gestión directa, pero también se ofertarán para albergar propuestas de iniciativa pública o privada, que supondrían otra importante fuente de ingresos. Rodríguez apuntó que en la ciudad existe ahora mismo un déficit de espacios de este tipo, que el Círculo Pacense podría suplir. En este sentido, puso como ejemplo la posibilidad de convertirse en la sede de la Filmoteca de Extremadura en Badajoz, como lo fue durante años el Centro de Ocio Contemporáneo (COC) de San Roque. Además, la primera planta cuenta con un ambigú y numerosas dependencias para desarrollar actividades, y la segunda dispone de otras para talleres y oficinas. También se contempla la gestión directa del bar, cerrado desde el inicio de la pandemia. «Hay espacio suficiente para poder hacernos cargo de una futura hipoteca», aseguró.  

 Aunque quieren afrontar la rehabilitación con fondos propios, eso no significa que hayan descartado la colaboración de instituciones públicas y privadas en la recuperación del inmueble. Sin embargo, según explicó Rodríguez, para la nueva junta directiva el primer paso no debe ser recurrir a las administraciones para «pedirles dinero», sino acudir a ellas «para compartir un proyecto cuando tengamos la financiación». «A partir de ahí hablaremos con la Junta de Extremadura, el ayuntamiento, la diputación o con fundaciones, para ver qué instituciones y en qué medida podrían participar», aseguró. 

Adrián Rodríguez, presidente, junto a Óscar Alonso y María Arenas, miembros de la junta directiva. S. GARCÍA

La intención de los socios es liderar la rehabilitación, haciendo «cómplices» a las administraciones: «Tenemos argumentos suficientes para ello, no solo por la protección del edificio (es un bien inventariado por la Junta), sino por lo que puede suponer desde el punto de vista cultura para la ciudad», defendió su presidente.

Mientras llega la rehabilitación, se van acometer distintas actuaciones de «urgencia» para evitar que se sigan deteriorando partes importantes del edificio, como el artesonado neomudéjar de la sala principal, afectado por las filtraciones de agua. También se harán reparaciones en la primera planta y en el edificio anexo, que se encuentra en pésimas condiciones que impiden que se utilice. 

 La primera piedra del edificio de la calle Ramón Albarrán se colocó en 1914 en la propiedad que el conde de la Torre del Fresno donó al antiguo Centro Obrero de Badajoz, una sociedad benéfica, recreativa y cultural fundada 22 años antes. En 1932 el arquitecto municipal Rodolfo Martínez se encargó de la ampliación del inmueble y en 1956 adoptó la denominación de Círculo Pacense. 

Recuperar su nombre

 En la década de los 60 la empresa Sánchez Ramade instaló sus cines en el edificio, cuyo cierre abrió un periodo de declive. Tras años de decadencia, en 1988 un grupo de socios se unieron para recuperar el inmueble, sobre el que pesaba un expediente de ruina. El deseo de la junta directiva es recuperar su nombre original, para que, de nuevo, se denomine Centro Obrero de Badajoz.

En el edificio, además de reuniones o actos puntuales, solo se mantiene como actividad permanente en estos momentos las clases de yoga, que serán el último curso que se puedan impartir, pues el inmueble debe quedar libre para las obras de rehabilitación. 

Además de abrir una nueva etapa para el Círculo Pacense recuperando por completo el edificio, la nueva directiva pretende atraer a más socios. Uno de sus reclamos para tratar de asegurar el relevo generacional será presentar públicamente el proyecto de rehabilitación cuando esté terminado. No es la primera vez que se traza un ‘plan de salvación’ para el histórico inmueble. En su día se propuso que se alquilase para un gimnasio, pero los socios se opusieron, y también se planteó que se convirtiera en el centro cívico del Casco Antiguo, pero tampoco salió adelante.