La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex) se fundó en 2002. Uno de los principales objetivos que se marcaron por aquel entonces era explorar el cementerio de San Juan. Han tenido que esperar casi 20 años para poder ver cumplido su propósito, y es que ayer por fin comenzaron las primeras catas realizadas con una metodología científica en el departamento 4 del cementerio también conocido como viejo, justo la zona donde se amontonaban los cadáveres de cientos de víctimas de la matanza de Badajoz que filmó René Brut y que también contempló y describió posteriormente Mário Neves.

En total, se realizarán seis alrededor del monumento que rinde homenaje a las víctimas de la represión franquista en la capital pacense. El número, no obstante, podría variar en función de lo que los investigadores vayan encontrando. «Esto es una previsión preliminar, según las evidencias que vayamos documentado iremos decidiendo también si hacer menos sondeos y ampliar otros», explica Silvia Herrero Calleja, la directora de la intervención.

El equipo de cinco arqueólogos (una de ellos también antropóloga) empezó ayer a trabajar con una pequeña máquina excavadora que retiró la capa superficial del terreno para tener una visión en superficie más amplia. «Intentaremos llegar hasta donde sea posible siempre que no aparezcan restos humanos, ya sean de víctimas o de enterramientos ordinarios. A partir de ese momento, se pasará a una fase manual de los trabajos donde ya los arqueólogos excavamos con la metodología sistemática habitual», añade Herrero.

Este proyecto en concreto tratará de delimitar y localizar las posibles fosas que pudiesen existir en esa área. Si las catas fuesen positivas, se pondría en marcha una segunda fase donde ya sí que se procedería a exhumar y analizar antropológicamente los restos que se encuentren.

José Manuel Corbacho Palacios, Yolanda García Seco y Silvia Herrero Calleja, ayer en el cementerio. S. García

El trabajo de campo durará alrededor de cinco semanas, aunque la investigación historiográfica previa comenzó hace ya varios meses y continúa abierta, apunta el presidente de la Armhex, José Manuel Corbacho Palacios: «Seguimos recopilando datos. Los años transcurridos dificultan mucho la labor y luego es obvio que los propios autores de estos crímenes también se cuidaron de difuminar su rastro. Por tanto, a veces es complicado para los historiadores, técnicos y especialistas localizar las evidencias documentales».

Dificultades

Esta es una de las múltiples dificultades con las que se encuentran los arqueólogos encargados de llevar a cabo este proyecto. La principal responde a la construcción que se ha hecho sobre el terreno, la cual ha eliminado todas las referencias espaciales que aparecían registradas en el libro del cementerio. «Al haber ajardinado toda la zona e incluso nivelado las dos alturas naturales que ya estaban, todo eso se ha quedado disimulado», explica Herrero. Por eso y por los condicionantes económicos y temporales, los sondeos a realizar se han ubicado en espacios donde no afectan a las estructuras (césped, monumento, pasillos...).

Otro de los inconvenientes de actuar en un cementerio, cuenta Herrero, es la alta probabilidad que existe de encontrar enterramientos que no son expresamente de represaliados. Por ejemplo, es factible encontrar una fosa de beneficencia «donde no solo iba gente asesinada a consecuencia de la represión durante la Guerra Civil y el periodo posterior, sino que también podían acabar allí fallecidos en el hospital, que en algunos casos venían de prisión, y otro tipo de personas fallecidas no reclamadas. En cualquier caso, se trata con exactamente el mismo respeto a todos los cuerpos que encontramos».

Número de víctimas

Corbacho prefiere ser prudente a la hora de dar datos sobre el número de personas que esperan hallar en estas próximas semanas. Alude a las investigaciones de historiadores como Francisco Espinosa, que cifra en 1.400 las posibles víctimas allí enterradas, si bien matiza que, por cada una de ellas, podría haber cuatro o cinco no registradas.

Muchas de ellas procederían de la matanza de Badajoz que se llevó a cabo a mediados del mes de agosto de 1936, aunque otras tantas también serían resultado de las ejecuciones que se produjeron durante el resto de la Guerra Civil, ya con los consejos de guerra «en pleno funcionamiento intentándole dar un barniz pseudolegal a los asesinatos», e incluso después, explica el presidente de la asociación.

Silvia Herrero observa el trabajo de la mini excavadora. S. García

Aunque las perspectivas son buenas, existe la posibilidad de que los resultados sean negativos, «pero eso para nosotros no sería un fracaso», aclara: «El problema es que esto no se ha investigado nunca, y ahora ya lo estamos haciendo. Si el resultado es negativo, pues lo seguiremos intentando en el futuro o en otros departamentos».

Corbacho, además, no se quiso olvidar ayer ni de las víctimas ni de sus familiares: «Estamos hablando de un compromiso y una cuestión de derechos humanos. Como decía el historiador francés Pierre Vidal-Naquet, el primer deber de toda democracia es la memoria, y a partir de hoy creo que la sociedad pacense, extremeña y española está cumpliendo una deuda ética».

207.000 euros para 7 proyectos más en la región

La delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco, acudió ayer al cementerio viejo para acompañar a los arqueólogos en el inicio de estas catas con el fin de mostrar el apoyo del Ejecutivo nacional a este tipo de actuaciones: «El Gobierno de España está muy decidido a recuperar esa doble memoria, la individual y la colectiva». Reconoció que la Ley de Memoria Histórica ha tenido un desarrollo irregular desde que se aprobó en 2007, pero aseguró que en esta etapa se llevarán a cabo más trabajos para «dignificar a las víctimas». En ese sentido, anunció que el próximo año se realizarán siete nuevos proyectos en la región con una inversión de 207.000 euros.