Cuando Estrella Mangas comenzó a asistir a un taller de hábitos saludables que el curso pasado organizó Ayuda en Acción en dos colegios de Badajoz, le daba vergüenza explicarle a una periodista desconocida por qué había tomado la decisión. Hoy, cinco meses después, se explaya más que nunca contando orgullosa cómo ha perdido 17 kilos desde entonces. «Yo antes estaba mal psicológicamente, pero ahora mismo me encuentro con más alegría y ganas de hacer cosas», reconoce.

Esta pacense de 34 años era una de las participantes del proyecto ‘Safalín en Acción’ al que Fundación la Caixa donó 32.460 euros por su lucha contra la pobreza infantil y riesgo de exclusión social. Ella iba a las sesiones que se daban en el CEIP Nuestra Señora de Fátima, que es donde está matriculado su hijo Alejandro, de 10 años.

Asegura que los inicios no fueron fáciles. Es una persona con mucha ansiedad que trataba de calmar comiendo, una circunstancia que agravó la incertidumbre que trajo la pandemia. Al principio era reticente a apuntarse al curso, pero se acabó animando gracias a las madres con las que tenía relación.

Dio el paso por su hijo, para que él, que también participaba en el taller, aunque con sus compañeros de clase, estuviese más motivado, pero también lo hizo por su salud: «Soy hipertensa, así que esto me ha venido súper bien. Me costó hacer dieta, pero me dieron tanta confianza, me sentía tan a gusto, que empecé y ya no voy a parar, no quiero volver atrás».

Antes, por ejemplo, cenaba tres filetes empanados con mayonesa y tomate. Ahora eso ya es historia y nunca falta una ensalada en la mesa. Es cierto que, de vez en cuando, en su casa aparecen ultraprocesados -un término que Estrella ha aprendido también en este taller-, pero no por gusto, sino por necesidad: «Hay meses que compro cosas frescas y otros en los que tiro por lo congelado porque me sale mas económico, eso también hay que comprenderlo. Pero ya soy consciente de que eso es malo, y en vez de comerme tres filetes, pues me como uno. Me lo pienso más, en mi casa hemos cambiado».

Estrella Mangas (en el medio), en abril de 2021 junto a otras madres que entonces empezaron a participar en el taller. S. García

Tanto es así, que fue su propio hijo quien comenzó a inculcarle estos nuevos hábitos. Estrella pensaba que el zumo era lo que más le alimentaba, y cuando Alejandro le empezó a pedir agua y fruta, le fue difícil dárselo, pues pensaba que se quedaría con hambre. «Aquí he entendido que es completamente al revés», dice.

Nadie en su entorno se esperaba ese cambio, ni siquiera ella misma, pero ya es una realidad con la que continuará en el futuro. De momento lo lleva bien, pero si en algún momento le comenzasen a flaquear las fuerzas, los comentarios de su hijo le ayudarían a seguir adelante: «Cuando le digo que alguna prenda de ropa ya me queda grande, él me responde que gracias a comer verdura y pescado estoy más guapa».