Fue la hermana sacristana la que se percató de lo sucedido. Aún era de noche. Desde que subió tanto la electricidad, para no malgastarla, evita encender la luz cuando entra en la iglesia antes de que amanezca para preparar el altar para la misa. Lo hace casi a tientas, ayudada por una linterna y esta mañana sintió bajo sus pies que algo crujía. Inmediatamente encendió la luz, desde abajo trasladó su mirada hacia arriba y al comprobar lo sucedido dio el aviso. Alguien había roto desde fuera una de las cinco vidrieras de la fachada principal. Sus cristales, hechos añicos «como arena», estaban esparcidos por el suelo del presbiterio y algunos habían alcanzado el altar, según cuenta, preocupada, la abadesa del monasterio de las Descalzas en Badajoz, sor Ángela. Afortunadamente no ha habido más daños.

El monasterio ha sido objeto de un acto vandálico. Ha ocurrido de madrugada, entre las 23.30 horas, que es cuando las últimas hermanas dejan de orar en el coro, y las 7.00 de la mañana aproximadamente. Nadie en el convento escuchó nada. Alguien lanzó algún objeto contundente contra la primera vidriera de la fachada, de izquierda a derecha. El autor tuvo que emplearse a fondo, pues las ventanas están muy altas, a unos 12 metros de altura desde el suelo. El objeto que empleó no ha aparecido. No estaba en el interior de la iglesia, por lo que se sospecha que pudo rebotar y volver a la calle. La Policía Nacional, donde las monjas pusieron la denuncia, encontraron esta mañana una piedra pero la descartaron por su pequeño tamaño. Podía proceder de la propia obra de la fachada. La fuerza con la que se produjo el lanzamiento fue tal que dobló el cruce de las varillas de plomo que ensamblan los cristales de colores que conforman la vidriera, a la altura de una las dos barras metálicas que dan estabilidad a la cristalera, que es la que pudo provocar el rebote. La Policía Nacional investiga lo sucedido. Hay cámaras en el entorno que han podido grabarlo y facilitarían la identificación del autor.

«Ha sido muy lamentable y muy sorprendente para nosotras, porque es la primera vez en tantísimos años que lleva esta comunidad en Badajoz que ha sucedido algo semejante», comenta triste la madre abadesa. Este acto vandálico coincide con la polémica de la que es objeto desde hace meses la obra de rehabilitación de la fachada del convento, por la decisión de las monjas de eliminar el tejadillo y la reja del mosaico de la Virgen de la Amargura, que finalmente se ha llevado a cabo. Pero sor Ángela no se atreve a establecer ninguna relación. «No sabemos, no podemos hacer ningún tipo de conjetura sobre quién ha podido ser el autor ni los motivos, no entendemos por qué ha pasado», recalca. «No podemos hacer ninguna suposición. No creo que hayan sido capaces de una cosa tan baja».

"Solo pedimos respeto mutuo de las decisiones"

La misa de los domingos se celebra a las 12.30 horas pero las monjas se levantan a las 6.20 horas para su rezo y antes de entrar en comunidad la hermana sacristana prepara el altar y enciende las velas al Altísimo. Ha sido la primera en ver lo sucedido. «Quien lo haya hecho ha sido intencionado, no ha sido una casualidad», insiste la madre abadesa, «porque de otra manera no se entiende». Sor Ángela desconoce la antigüedad de las vidrieras, «pero tienen valor, por supuesto». Un gasto más que se suma al de la obra de la fachada, que se ha realizado con ayuda del ayuntamiento «porque nosotras no hubiéramos podido asumirla y ahora esto será un gasto adicional», afirma preocupada. «Estamos muy apenadas por esta situación, queremos que no se vuelva a repetir», pide y apunta que «los extremeños siempre se han distinguido por su acogida y temperamento cálido, solo Dios sabrá quién es el autor y los motivos», insiste. «Nosotras somos conscientes de que hay gente dolida, pero solo pedimos respeto mutuo de las decisiones».