Nueva oportunidad para aquellos que aún no habían recibido la primera dosis de una vacuna contra el covid. El Servicio Extremeño de Salud (SES) convocó ayer una vacunación masiva sin cita previa para todos los tramos de edad, a partir de los 12 años, a la que se podía acudir desde todos los puntos del área de salud, y la respuesta fue multitudinaria, con largas colas de más de un centenar de personas, que sin embargo eran atendidas con agilidad. Tuvo lugar en el edificio de Usos Múltiples del campus universitario de Badajoz, al que acudieron 870 personas, que se inyectaron Moderna.

La casuística por la que estaban allí era diversa. Con 35 años, María José contó que no se había decidido antes «por miedo». Tiene problemas de circulación «y el miedo me ha echado para atrás». Habló con su médico, le ha realizado analíticas y por fin se decidió a inyectarse la primera dosis. Acudió no demasiado convencida «pero estoy aquí». A María del Carmen, de 30 años, la habían citado para vacunarse dos días antes de dar a luz y pidió retrasarla. En el centro de salud le dijeron que podía hacerlo sin cita y lo hizo acompañada de su marido y de su bebé, convencida de que tenía que hacerlo «por mi familia y por mi hijo».

Rocío también tiene 30 años, es de Alburquerque y cuando la citaron en su pueblo no pudo acudir por motivos de trabajo. Como no le daban fecha hasta dentro de dos semanas quiso adelantarla. «Estoy de vacaciones y he aprovechado».

En la cola también estaba Juan Sancho, de 63 años, que en su momento no acudió a la vacunación programada para su grupo de edad porque se suministraba Astrazeneca «y yo no quería esa vacuna». Le tocaba en mayo y ha esperado a que se abriese la posibilidad de inyectarse otra. «Lo he intentado varias veces pero los protocolos son muy rígidos y no dejan a la gente, no solo a los ciudadanos, sino a los propios médicos, que actúen en libertad», se lamentaba. De hecho, contó que había ido a otras vacunaciones en las que los sanitarios «estaban mano sobre mano» y no se la podían suministrar porque no tenía cita y no estaba en el grupo de edad, «pero era absurdo». «Hay que dar más libertad a los profesionales», defendió.

El llamamiento de ayer era para quienes no se habían puesto aún ninguna dosis. Esther, de 54 años, no lo sabía y se presentó para la segunda, creyendo que podría hacerlo, porque así se lo dijeron en su centro de salud. Le tocaba hace dos meses pero no pudo completar la pauta. De momento.