Letras que brotan de la nada y muñecos dotados de vida propia. Durante los últimos cuatro días, el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) ha sido el escenario de un tipo de magia especial: la que habita en la imaginación de un niño y se vuelve realidad en la pequeña y gran pantalla. Una docena de preadolescentes terminaron ayer el taller de stop motion impartido en el marco del Festival Ibérico de Cine (FIC) desde el pasado martes.

«Coges un objeto», explicaba Irene, de 11 años, la naturaleza del proceso, «y cuando el móvil junta todas las fotografías, se mueve solo». El resultado final, a caballo entre realidad y ficción, fue lo más sorprendente también para Celia, de 9 años, y para, en total, los 12 alumnos del taller de stop motion que, pese a los trucos de cámara, tenían muy claro los conceptos: «Hemos aprendido a hacer animación», aseguraban.

Se trata de la misma técnica que ha dado vida a clásicos que han visto crecer a generaciones como ‘Pesadilla antes de Navidad’ (1993), ‘Evasión en la granja’ (2000) o, más recientemente, la adaptación del libro de Saint-Exupéry, ‘El principito’ (2016). Estos pequeños pacenses han aprendido las bases de esa animación por fotogramas de la mano de José María Fernández de Vega, productor de The Glow. 

Una niña trabaja con una tablet en el taller. Andrés Rodríguez

«La experiencia es positiva para ambos. A mí me saca de mi día a día», contaba el creador de ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’ y ‘Operación Frankestein’, entre bolas de plastilina rodando y peticiones para utilizar un cúter, cómo había resultado su primera experiencia impartiendo la materia a niños. Los niños, por su parte, han aprendido qué es la animación. «Es la sensación de movimiento, la variación entre una imagen y la siguiente. Con una cámara se obtiene de manera real, aquí hay que simularla», explicó Fernández de Vega, sorprendido por lo rápido que habían asimilado la base teórica. «Luego hicimos ejercicios de conceptos relativamente complejos y lo hicieron muy bien», añadió.

Temas como la aceleración y desaceleración, velocidad constante o la pixilación (animación protagonizada por personas), se han materializado en ejercicios prácticos trabajados siempre mediante la toma de ocho fotografías por segundo.

«Yo no tenía móviles o tablets» aseguró el cineasta, que se ha formado en su actual profesión de manera autodidacta. «Ahora, con esto, YouTube y con cursos, el que quiere aprender, aprende», añadió en referencia a formarse en este tipo de disciplinas dentro de la región.