Para hacer frente a sus deudas volvía a endeudarse hasta que la situación se hizo insostenible y no pudo cumplir con los pagos que le reclamaban sus acreedores. Su situación económica lo arrastraba al abismo, pero gracias a la conocida como Ley de Segunda Oportunidad, ahora está libre de cargas y tiene la posibilidad de empezar de cero. El Juzgado de Primera Instancia número 6 de Badajoz ha dictado una sentencia en la que condona una deuda de más de 78.000 euros que un repartidor pacense contrajo con distintos bancos tras solicitar financiación mediante tarjetas de crédito, lo que lo llevó a un sobreendeudamiento que no podía afrontar con sus bienes.

«Es una sentencia importante por su contenido y la oportunidad que da a esta persona de empezar de nuevo, pero también es llamativo el tiempo récord en el que se ha producido la resolución judicial, un mes y medios», destacó el abogado Gustavo Gómez, del despacho Gómez Vázquez, que ha defendido este caso. 

En este procedimiento hay dos pasos: el primero es acudir a notaría para tratar de llegar a un acuerdo con los acreedores y lograr una quita, lo que es difícil que ocurra, y el segundo, dirigirse al juzgado para solicitar el Beneficio de Exoneración del Pasivo Satisfecho (BEPI), que es la condonación de la deuda. Para ello, el solicitante debe cumplir unos requisitos, que vienen a acreditar que es un «deudor de buena fe», como no tener antecedentes por delitos económicos contra los trabajadores o la Hacienda Pública o no haber recurrido a la Ley de Segunda Oportunidad en los 10 años anteriores. Para beneficiarse de este mecanismo, el deudor debe poner todos sus bienes a disposición de los acreedores.

Gómez reconoció que en el último año, debido a la crisis económica que ha acarreado la pandemia, cada vez son más las personas que acuden a la Ley de Segunda Oportunidad para tratar de «encarrilar» sus vidas e incluso embarcarse en nuevos proyectos empresariales tras un fracaso. H