Llegó el día. Francisco Javier Fragoso presentará hoy su renuncia a la alcaldía de Badajoz. El ayuntamiento celebra un pleno extraordinario con ese único punto en el orden del día. Está convocado a las 12.00 horas. Todavía hay quien no se cree el traspaso, a pesar de la insistencia de Fragoso en que cumple los compromisos que firma y permitirá que Ignacio Gragera, de Ciudadanos, sea alcalde de Badajoz los próximos dos años.

Gragera, como primer teniente de alcalde, tendrá que convocar el pleno en el que será elegido. Posiblemente se celebrará este mismo viernes, 18 de junio, que se inaugura la Feria de San Juan. Será Gragera quien pulse el botón del encendido de la portada del ferial, aunque igualmente lo haría sin ser investido, como alcalde accidental. De momento Fragoso no entregará el acta de concejal, porque se necesita su voto para el relevo. Cuando lo haga, entrará el siguiente en la lista, Francisco Javier Gutiérrez Jaramillo, que ya estuvo en tres legislaturas anteriores. Entró en el 2008 cuando se marchó José Antonio Monago y ahora vuelve cuando se va Fragoso. Gutiérrez Jaramillo seguramente tomará posesión en el pleno ordinario de julio.

Tal día como hoy, hace 8 años y 3 meses, el 15 de marzo de 2013, Fragoso se convirtió en alcalde tras la renuncia de su antecesor, Miguel Celdrán, que dejó la alcaldía y el acta de concejal al mismo tiempo. Ni siquiera asistió al pleno de su renuncia. Fragoso fue envestido con el respaldo de una holgada mayoría que su partido, el PP, había incrementado legislatura tras legislatura. Los populares tenían 17 concejales de los 27 que forman la corporación pacense. El PSOE contaba con 8 y 2, Izquierda Unida. Celdrán había conseguido ganar las elecciones municipales sin competencia en cinco ocasiones. Dimitió a mitad de legislatura y Fragoso pudo disfrutar de esta ventaja durante dos años.

Pero la desazón llegó en los primeros comicios locales en los que encabezó la candidatura popular. En mayo de 2015 el PP perdió la mayoría absoluta y se quedó con 13 concejales. Uno más le hubiera bastado. El que ganó el PSOE, que pasó de 8 a 9. En la corporación entró Podemos (3 concejales) y Ciudadanos (2). La formación naranja tenía la sartén por el mango y se había comprometido a apoyar la lista más votada. Así lo hizo. Fragoso fue investido con el apoyo de Cs, con el que no formó un gobierno de coalición, pero sí tuvo que plegarse a sus exigencias, entre ellas, reducir el número de concejales liberados y el personal de confianza. Mal empezaron y peor terminaron. No el PP con Ciudadanos, sino Fragoso con el portavoz naranja, Luis García-Borruel, que abandonó su partido segundos antes de que lo echase. El PP logró entenderse con la concejala de Cs que quedó, Julia Timón. Entre medias, hubo anuncio de moción de censura por parte del PSOE, con cuyo portavoz, Ricardo Cabezas, las relaciones se fueron agriando a pasos agigantados, pues Fragoso lo acusa de haberse puesto del lado del grupo de Facebook que tantos quebraderos de cabeza le provocó y le sigue causando a día de hoy.

Terminó aquella complicada legislatura y en las siguientes elecciones, las segundas a las que se presentaba como candidato del PP, perdió aún más apoyo electoral. De 13 pasó a 9 concejales. La negociación para formar gobierno se prolongó hasta el mismo día de la investidura, hace hoy dos años. Fragoso no quería pasar de nuevo por el suplicio de la negociación permanente y buscó un gobierno de coalición. Cs puso condiciones. La más dolorosa de todas: alternarse en la alcaldía a pesar del desigual reparto de apoyos, pues Cs solo tiene 4 concejales. A Fragoso no le quedó otra que aceptar. Necesitaban el voto del entonces concejal de Vox, ahora no adscrito, Alejandro Vélez, que en más de una ocasión se ha mostrado en contra de la alternancia. No ha confirmado aún que vaya a votar a Gragera, a quien salva que Vélez nunca permitiría gobernar al PSOE.