El sol caía de lleno en la plaza de Minayo, donde la concejala de Cultura, Paloma Morcillo, ayudaba a distribuir las sillas y colocar las jaimas para el concierto de la Banda Municipal de Música, que ayer clausuró diez días de la 40 Feria del Libro de Badajoz. Diez jornadas de intensa actividad, pues es de las ferias más largas y también más importantes en el ámbito nacional, como atestiguan los escritores que han pasado por San Francisco, que dan fe en sus viajes de promoción del potencial de Badajoz. «Hemos dado ese salto de calidad y no lo decimos nosotros, lo dicen todos los autores que han venido», defiende la concejala.

También valoran los escritores la «valentía» del ayuntamiento en la 39 edición, cuando decidió dar «un paso adelante» trasladando la feria a septiembre en 2020 y, nueve meses después, otro parto, el de la cifra redonda, también con medidas de prevención sanitarias. En la 40 edición, según Morcillo, han comprobado que el público «viene más tranquilo que el año pasado, con menos preocupación, con más tiempo y si el año pasado era más joven pero más lector, hemos ido recuperando los antiguos paseos de la gente en San Francisco, para ojear, charlar, ver a los escritores, descubrir novedades y sorprenderse con las ofertas de las casetas». 

Según la responsable municipal de Cultura la afluencia de público a la feria «ha sido impresionante». No podía ser multitudinaria por los límites de aforo, pero ha habido mucha participación en todas las actividades. «Ha sido una gran feria del libro, creo incluso que de las mejores de los últimos años, hemos recuperado el pulso de las ediciones anteriores a la pandemia», asegura. Ha habido días con más gente en San Francisco que años anteriores.

La 40 edición debía ser especial pero había menos tiempo para prepararla. A pesar de ello, ha aumentado el número de escritores presentes (casi un centenar, con 80 conferencias, además de los que han pasado por la carpa de a Tecla Ilustrada), así como las actividades «y eso ha hecho que la gente recupere las ganas y la alegría de reencontrarse con los libros». Entre las propuestas que más destaca de esta feria han sido los talleres de escritura para gente mayor. Un día acudieron usuarios de una residencia, que compartieron sus vivencias y entre todos consiguieron elaborar «casi un libro de memorias». Además ha asistido un grupo de chicos autistas y de centros de educación especial. Todas las actividades han tenido demanda, según Morcillo. También el taller infantil de Literatura Comestible, con más de 80 niños, que han cocinado platos característicos de cinco libros adaptados a sus edades.

No podía ser sin embargo la misma feria de dos ediciones atrás. Han faltado los más de 5.000 escolares que recorrían las casetas por las mañanas y acudían al teatro López de Ayala. Las mañanas han sido más tranquilas, con público más mayor. Por la tarde «la feria cambiaba completamente y comenzaba la actividad frenética, a pesar del calor, con largas colas desde primera hora». Todas las conferencias han estado llenas, con aforo limitado, pero con público fuera de la carpa para oír las intervenciones de los autores, a quienes les sigue sorprendiendo que diesen las once de la noche y aún hubiese gente escuchando sus palabras. Ha sido además un público muy participativo. Se ha dado la circunstancia de que había asistentes que acudían con mucha antelación para coger sitio y se quedaban a varias presentaciones. En todas ha habido preguntas en el turno de palabra. La concejala apunta que es cierto que en Badajoz el éxito de buena parte de las actividades que se organizan es por la reacción del público, siempre dispuesto a apuntarse a todo «y te responde maravillosamente bien».

LIBREROS / También los libreros están muy «contentos» con el balance de esta edición, según la responsable de Cultura. Tras un año complicado en el que tuvieron que adaptarse a la situación, «están muy satisfechos de que el público vuelva a comprar libros de papel, se acerque a las librerías y el librero de barrio les recomiende». Algunos días han agotado los ejemplares de los escritores que acudían a la feria. «Hacemos la feria para promocionar la cultura, que el público disfrute y que los libreros recomienden y vendan», expresa.

Los autores que han acudido representan todos los géneros y están dirigidos a todos los públicos. «Cuando organizamos la feria no nos cerramos a nada», sostiene Morcillo. Destaca la presencia de autores extremeños, que han protagonizado más del 80% de las presentaciones. «Los escritores de la tierra han tenido muchísimo éxito», remarca Morcillo. Es verdad que trascienden más los escritores de premios nacionales, por la ocasión de poder conocerlos en Badajoz, «pero sin lugar a dudas ha sido la feria de los autores extremeños, porque han estado presentes y el público ha acudido a todas sus conferencias». «La feria del libro está abierta para todos, todo el que quiere presentar su libro, puede hacerlo», de ahí que el programa haya estado muy ajustado y ésta ha sido la única edición en la que ha habido presentaciones hasta ayer, que era el último día.

PRESUPUESTO/ El presupuesto de esta edición ha sido el más elevado de toda la historia de la feria: 216.272 euros, que son 43.413 más que en el 2019. Morcillo explica que son diez días de feria y que el Ayuntamiento de Badajoz es «el único que pone absolutamente todo». En otras ciudades cobran las casetas a los libreros que exponen pero, en Badajoz, el ayuntamiento monta y paga toda la infraestructura: las casetas, las carpas, el aire acondicionado, todas las actividades, los escritores, las azafatas, los monitores, las medidas de prevención sanitarias «y todo tiene un precio».

Una parte importante se destina a la seguridad, para controlar las entradas y salidas y vigilar el recinto por la noche. La concejala señala que todos los recursos se intentan optimizar y que la inversión se vea reflejada, «porque aquí se ve absolutamente todo». «No digo que no sea un presupuesto elevado, pero es acorde con las necesidades y el crecimiento que ha tenido esta feria posicionándose como una de las más importantes de España».

Ha terminado la 40 edición y Paloma Morcillo espera que la próxima sea la feria de la normalidad. «Ojalá podamos venir sin mascarillas y recuperemos los aforos y el contacto con los escritores sin mamparas», desea. Con la celebración de las dos últimas ediciones han podido demostrar que «hay que seguir apostando por la cultura y que la cultura es segura».

La Banda Municipal de Música ofreció ayer un concierto para clausurar la feria. ANDRÉS RODRÍGUEZ