La Cofradía de San Isidro Labrador ya está haciendo planes para la romería del próximo año, con la esperanza de que entonces no haya restricciones que impidan la procesión. Varios hermanos hablaban ayer de volver a sacar al santo por los alrededores, en lugar de hacerlo por la carretera, pues no solo no entorpecerían el tráfico sino que además tiene sentido que el patrón del campo se pasee entre las encinas.

Ayer a las 11.29 horas volvieron a tañer las campanas en Tres Arroyos. El año pasado no pudo celebrarse la romería de San Isidro en Badajoz. Este año la hermandad no ha querido dejarlo pasar y, al menos, organizó una eucaristía en el atrio de la ermita, oficiada por el vicario general, Francisco Maya, a la que asistieron representantes de otras cofradías, además de los concejales Eladio Buzo e Ignacio Gragera. Para evitar tener que sacar la imagen de la ermita, que es muy pesada, colocaron fuera junto al altar otra más pequeña, que era la antigua, antes de ser sustituida por la actual. Un San Isidro más recogido, como fue la asistencia a la misa, donde no llegaron a ocuparse las 90 sillas preparadas. Al terminar se repartieron las espigas bendecidas y al atrio se acercaron algunos devotos que iban a pasar el día bajo las encinas. Tampoco en los alrededores hubo mucha gente, menos de la habitual en el parque de Tres Arroyos los fines de semana, según constató el hermano mayor, Rafael Crespo. No podía celebrarse una romería como tal porque las autoridades sanitarias no las permiten y no la hubo.

Paulino y Primitiva, ayer, jugando al dominó. ANDRÉS RODRÍGUEZ

No faltó a la cita una familia que suele pasar el domingo en San Isidro. Primitiva Fuentes y Paulino Cortés montan el ‘rancho’ siempre en el mismo lugar, en la entrada de la margen derecha de la carretera. «Nosotros hemos venido toda la primavera y parte del invierno», contaba Primitiva, en un paréntesis de la partida de dominó sobre el mantel de cuadros. Alrededor no faltaba ningún detalle: hamacas, nevera, parrilla, pan del día, el columpio de su nieta y la bicicleta que el abuelo le había preparado, porque era su cumpleaños. «Venimos mucho a pasar el día tranquilamente porque nos gusta el campo» y les parecía que ayer había menos gente, quizá porque el día amaneció nublado. «Normalmente Tres Arroyos se llena», contaba Paulino. Habían escuchado la ampaña pero no tenían previsto acercarse a la ermita ante la duda de que hubiese mucha gente.

Cerca de ellos se instaló una joven familia con una niña que también cumplía años. Isabel, María y Jesús temían que al coincidir con San Isidro no encontrarían sitio, pero no tuvieron problemas. «Nunca hemos venido en esta fecha porque siempre estaba llenísimo», señaló Isabel. Ayer no fue así.

Isabel, María y Jesús fueron a celebrar el cumpleaños de la niña. ANDRÉS RODRÍGUEZ