La Asociación Amigos de Badajoz se pronunció ayer, a través de un comunicado, sobre la obra de restauración de la fachada del convento de Las Descalzas, una actuación que ha sembrado la polémica entre quienes defienden que se mantengan todos los elementos y quienes consideran que se deben eliminar los añadidos. Este colectivo se encuadra dentro de los segundos, pues argumenta que las restauraciones «más acertadas» son siempre las que suponen un enriquecimiento de inmueble a través de la recuperación de elementos originales, como la columna aparecida en la portada, y la supresión de los postizos que, en su opinión, «son mejoras a destacar».

En este sentido, Amigos de Badajoz entiende que los elementos añadidos pueden tener un valor «sentimental», pero no aportan «nada» al inmueble desde un punto de vista patrimonial. Mantener elementos simplemente por qué existen, sin atender a su valor patrimonial, viene a plantear una visión de la restauración puramente ornamental que no compartimos», señala en su escrito.

Asimismo, apunta que los elementos anexos a los altares (rejas de forja y tejadillo) como los propios altares cerámicos fueron colocados en la fachada del convento «sin el permiso» de las hermanas, «que nunca lo quisieron», aseguró. 

La asociación recuerda que ya manifestó su postura sobre esta actuación en la Comisión de Patrimonio en enero del 2020, por lo que rechaza que organizaciones y particulares hayan exigido una posición pública del colectivo sobre este asunto y se acuse a sus miembros de ser «complacientes» con lo que consideran un grave atentado contra el patrimonio. A su juicio, lo único que evidencia esta acusación es que su criterio y el de Amigos de Badajoz no coincide y que se han erigido «en los únicos y verdaderos defensores del patrimonio de Badajoz», por lo que cualquiera que no comparta sus razones «puede ser cómplice de no se sabe que conjura».

El colectivo expone que el convento de Las Descalzas es un bien inmueble catalogado como ‘Arquitectura singular con carácter monumental», cuya protección es de nivel A, pero apunta a que este grado no incluye los elementos y construcciones «parásitas que desvirtúan la obra». En este sentido, defiende que la protección «llevada al extremo» impediría eliminar otros elementos como los rótulos de azulejos del octavo centenario del nacimiento de Santa Clara de Asís, cajas de luces o cámaras de vigilancia. 

La asociación señala que, frente a los comentarios que calificaban su actitud de «conformista» y el «ataque» a los profesionales que intervienen en este trabajo, que «merecen plena confianza», sus esfuerzos se han centrado en tratar de propiciar que alguna institución comprometa fondos para restablecer la portada, que es, a su juicio, «el hallazgo de verdadero interés en esta restauración».

En cuanto a la decisión de la Dirección General de Patrimonio de paralizar la obra, el colectivo advierte de que siente un precedente «muy importante» a tener en cuenta en futuras actuaciones en la ciudad «que vendrán, y de mayor calado».