En la clase de 3º de Primaria del colegio Nuestra Señora de Fátima no son pocos los alumnos que se acuestan pasada la medianoche. Erradicar ese tipo de hábitos no saludables en los más pequeños es el objetivo que se han marcado en Extremadura y, más concretamente, en dos centros educativos de Badajoz y en uno de Mérida la Gasol Foundation y la ONG Ayuda en Acción. Ambas pusieron en marcha el pasado mes de marzo el proyecto ‘Safalín en Acción’, una denominación que hace referencia a los tres pilares sobre los que se sustenta: salud, familia e infancia.

La finalidad que persiguen no es más que reducir la tasa de obesidad en los niños de entre 8 y 12 años, pero con una particularidad que hace que este proyecto no sea uno más entre los muchos que comparten propósito con él: requiere la implicación directa de las familias que, además, se encuentran en riesgo de exclusión social, ya que la relación entre ambas variables es manifiesta.

Según el estudio PASOS realizado por la Gasol Foundation en el 2019, los niños que asisten a un centro educativo con un porcentaje de pobreza relativa de entre el 30% y el 40% presentan niveles de exceso de peso un 6,8% superior al resto. Por ese motivo, los colegios pacenses que intervienen en esta formación son el CEIP Nuestra Señora de Fátima y el CEIP Santa Engracia, ambos ubicados en zonas con riesgo de vulnerabilidad: Las 800 y Los Colorines, respectivamente.

En consecuencia, los asuntos tratados se amoldan a la situación socioeconómica en la que se encuentran los 85 niños y 25 padres que participan: «No venimos aquí a decir que comer salmón tres veces a la semana es buenísimo, eso todo el mundo lo sabe, pero el bolsillo de cada uno podrá cubrir o no esas necesidades, así que, al ser una población con unos recursos económicos bastante escasos, lo que hacemos es adaptar los contenidos y hablamos, por ejemplo, de la cocina de aprovechamiento», cuenta Trinidad Álvarez, coordinadora del proyecto. Ella y su compañera Elena Cayeiro son las encargadas de impartir hasta junio un total de seis talleres consistentes en una evaluación inicial y final, y en cuatro temas básicos: sueño y descanso, alimentación, bienestar emocional y ejercicio físico.

Santi F. Gómez explica que este proyecto se aplicó originariamente en Sant Boi de Llobregat, localidad barcelonesa donde tiene su sede la Gasol Foundation de la que él es responsable de Programas. Los resultados tan positivos que obtuvieron les animó a extrapolar la idea a otras ciudades con Badajoz a la cabeza. Ellos aportan la metodología y Ayuda en Acción, los técnicos.

La preocupación tanto de los colegios como de los padres por esta problemática es mayúscula. Es por eso que ya son muchos los intentos que ambos centros han realizado con el fin de mejorar los hábitos de sus alumnos. En el Nuestra Señora de Fátima, su directora Quintilia Méndez dice que han llevado a cabo ya diversas charlas sobre el tema en colaboración con el centro de salud El Progreso. Jesús Hernández, secretario del Santa Engracia, por su parte, cuenta cómo han sustituido las meriendas con un alto porcentaje de azúcar (bollería industrial y zumos) por bocadillos, agua y fruta, por ejemplo.

Implicación familiar

La participación de los docentes en los talleres es imprescindible para que salgan bien, pero el éxito no podría ser total sin la implicación directa de los padres. Estrella Mangas y Cristina González son dos de las madres que asisten a las sesiones formativas de ‘Safalín en Acción’. «A él le encanta, y todavía más cuando hablan de deporte», dice González en referencia a Abel, su hijo de 8 años. «Hay cosas que nos han enseñado y que no sabíamos, sobre todo en lo que respecta al tema de la alimentación, pero también es verdad que influye la economía, porque muchas veces no te puedes permitir comer pescado, por ejemplo. Yo cuando tengo, lo compro, pero hay meses donde no me llega», dice Mangas.

Estrella Mangas y Cristina González, dos de las madres que participan. S. García

Rocío Pérez, por su parte, admite directamente que ella siempre lo compra congelado. Su hija Alba, de 9 años, estudia en el Santa Engracia y también ha recibido el taller con mucha ilusión. En ello tienen mucho que ver los juegos en los que Álvarez y Cayeiro basan las diferentes dinámicas que se llevan a cabo en el patio y que tienen un gran éxito entre los pequeños. «Todo lo que sea salir del aula les resulta atractivo», dice Hernández. Por eso Alba, que dio el taller del sueño antes que sus compañeros del Nuestra Señora de Fátima, no tarda ni un segundo en responder cuántas horas debe dormir al día según su edad: «Diez».