La Feria del Libro de Badajoz, cuya celebración tendrá lugar entre el 28 de mayo y el 6 de junio, contará este año con 53 presentaciones de obras literarias por parte tanto de editoriales como de escritores. Lo anunció ayer en una rueda de prensa Paloma Morcillo, concejala de Cultura, que agregó que todavía puede sumarse algún que otro autor más. La edil también informó de que se han completado las 43 casetas disponibles para una 40 edición en la que a priori se mantendrán las normas sanitarias que se siguieron en 2020: señalización del recorrido, controles de acceso y temperatura...

Morcillo quiso destacar también el «guiño» que le vuelven a hacer al público joven a pesar de que las normas sanitarias prohíban que los colegios realicen las tradicionales visitas escolares. En ese sentido, animó a los más pequeños a acudir a la feria fuera del horario lectivo con sus padres o sus amigos.

Para este colectivo es para quien precisamente está destinado el taller de lectura infantil ‘Libros como el viento’ cuya tercera edición también se presentó ayer. En esta ocasión, se realizarán un total de seis encuentros repartidos en dos tandas: la primera se desarrollará virtualmente durante los últimos meses de este curso y la segunda tiene previsto recuperar la presencialidad a principios del que viene.

Las tres primeras autoras que participarán ya están definidas. Andrea Ortúzar, natural de Chile, abrirá la programación el 14 de abril con la sesión de cuentacuentos ‘El secreto mejor guardado del mundo’; el 28 de abril le tomará el relevo Elia Tralará con su ‘Hambre de cuentos’, y el 12 de mayo cerrará la primera fase la también chilena Carolina Paz.

1.192 niños de más de 43 aulas pertenecientes a 10 colegios serán quienes las observen al otro lado de la pantalla. Estos números no podrían haber sido tan elevados de no ser por las medidas que obliga a tomar el coronavirus. Miguel Ángel Carmona, director del Centro de Estudios Literarios ‘Antonio Román Díez’ y organizador del ciclo que acompañó a Morcillo en su comparecencia, aseguró que, si bien el contacto directo con los niños es «irreemplazable», están intentando darle la vuelta a la pandemia utilizando su fuerza contra ella.