Se han ido antes de que los echasen y han arrastrado con ellos a algunos más. Vox se queda sin representación en el Ayuntamiento de Badajoz porque su único concejal, Alejandro Vélez, ha decidido abandonar el partido por el que se presentó a las últimas elecciones municipales. Lo hace junto a sus dos asesores: Antonio Pozo, que es concejal en Guadiana, y Juan Antonio Morales, que fue candidato a la Junta de Extremadura pero no logró representación en la Asamblea. Con ellos también se han marchado de la formación de extrema derecha otros cuatro concejales de Guadiana y María Isabel Gragera, de Lobón.

Esta decisión, además de evidenciar la escisión de Vox en la provincia, puede tener sus consecuencias en el Ayuntamiento de Badajoz, donde Vélez sostiene con su voto el gobierno de coalición junto al PP y Ciudadanos. Sin embargo, el alcalde pacense, Francisco Javier Fragoso, mostró ayer su confianza en que ese cambio no afecte a la «estabilidad política» del consistorio.

Fue ayer cuando estos 8 militantes de Vox emitieron un comunicado informando de su decisión de marcharse «por ser un partido antidemocrático, sin principios, anticonstitucional y que no se somete al estado de derecho». Según alegaron, Vox aplica la disciplina interna como «una apisonadora» de manera «caprichosa» por parte de la secretaría general, cortando «de raíz» cualquier iniciativa o manifestación que suponga libertad de expresión. Aseguran además que han sido objeto de investigaciones personales con detectives privados con las que pretendían hacer públicos aspectos de sus vidas privadas para anularlos políticamente.

El partido no tardó en reaccionar con otro comunicado, muy breve, en el que solo hacía mención a Vélez, Pozo y Morales, cuya expulsión ya fue decidida por el Comité de Garantías como sanciones disciplinarias. Al mismo tiempo, esta formación política, pidió que Vélez devuelva su acta de concejal «para cumplir honestamente con el mandato emanado de las urnas».

Pero Vélez no va a abandonar el ayuntamiento, ni tampoco sus asesores que, como reconoció el alcalde ayer, fueron incorporados como personal de alcaldía y adscritos a funciones de Limpieza, delegación que ostenta Vélez. «No nos engañemos, ese es el coste de la estabilidad en la ciudad», afirmó. Manifestó además que, por lo que de él dependa, tanto durante el tiempo que le queda como alcalde como posteriormente, no variarán «en nada las circunstancias actuales», pues la ciudad «vive un momento fundamental desde el punto de vista estratégico» a la espera de la llegada de importantes proyectos empresariales y, por lo tanto, la «inestabilidad política» sería muy perjudicial.

Vélez ya fue expulsado por Vox, decisión que recurrió y la justicia le había dado la razón, de momento, aunque ahora ha cedido irse. Un proceso que Fragoso dijo no haber elegido y que no le gustaría «tener que gestionar». Así, señaló que no provocará ningún cambio sobre la actual situación del concejal en el ayuntamiento, como ya ocurrió en verano, cuando pasó a ser concejal no adscrito, situación que revertió con la decisión judicial. Según el alcalde, los cambios serán «aquellos que imponga la ley», como la disolución del grupo, que además no tendrá asignación económica.

También confió Fragoso en que la decisión de Vélez de marcharse de Vox no afecte al cambio de alcaldía, que pasará a manos de Ignacio Gragera, de Cs. Eso sí, Gragera ya no tendrá que cargar con que uno de los votos que lo sustentará será de Vox, aunque el futuro alcalde no reconoce que lo ocurrido le beneficie.

«En política no hay nada fácil, ya veremos cuando toque». Gragera no quiso hacer ninguna valoración para no inmiscuirse en cuestiones que atañen exclusivamente a otro partido y se limitó a señalar que Cs está centrado en «trabajar» y en sacar proyectos adelante. «Otras historias ni son de mi partido, ni me interesan, ni creo que sean buenas para Badajoz». Así, en cuanto al apoyo que necesita de Vélez, reiteró que Cs hablará con todos los grupos para sumar los máximos apoyos, incluido el voto del concejal no adscrito, «otra cosa es que me lo dé». «Vélez es libre de poder votar lo que en su conciencia quiera», comentó. «Esto no ha cambiado nada, siempre hemos estado sujetos a esa votación», se limitó a comentar. Tampoco entró en si Vélez se ha convertido en un tránsfuga. «Calificar su situación le corresponde a él y a su partido, yo no me voy a meter».

Por su parte, el portavoz socialista, Ricardo Cabezas, en una comparecencia de prensa, ironizó con que los dimisionarios «van a estar bien atendidos y recogidos» porque, según dijo, «con Fragoso y Gragera todo vale con tal de mantener el sillón». Asimismo, aseguró que lo sucedido le «avergüenza» y es consciente de que a parte de la ciudadanía también. «Fuera de Badajoz no estamos dando una buena imagen», manifestó.

En el grupo de Unidas Podemos no ha sorprendido lo ocurrido con Vélez. «Ya hemos visto estos dos años la deriva antidemocrática del equipo de gobierno porque ha seguido la hoja de ruta de este concejal de extrema derecha», según su portavoz, Erika Cadenas, que indicó que la salida de Vox era «previsible» y que él y sus asesores pondrían «cualquier excusa» para irse de un partido «donde ya no los querían».

«La excusa que ha puesto es que es poco franquista para ellos», consideró. En Unidas Podemos lo que realmente importa es qué va a ocurrir con la alcaldía y en qué manos va a quedar. Por eso preguntan al futuro alcalde, Ignacio Gragera, si va a seguir manteniendo «las prebendas a este concejal», a pesar de haberse convertido en «un tránsfuga».