Los viejos conocidos como Paul Greengrass y Tom Hanks se han juntado de nuevo para dirigir y protagonizar, respectivamente, ‘Noticias del gran mundo’, una poderosa película que recrea un western distinto, con los indios fuera de plano, con los perdedores de la guerra civil más perdedores que nunca, con la crueldad del ser humano a flor de piel y el alma herida de un pueblo en reconstrucción. Aunque mi amigo Isra coincide con quienes ven el matiz fordiano en la historia -el propio Greengrass asegura que, si Centauros del desierto es un viaje de búsqueda, la suya es uno de regreso-, yo solo me quedo con algunos rasgos y la monumental interpretación de Hanks. Quien, por cierto, se dedica a leer -y comentar- de pueblo en pueblo noticias del mundo, que hacen reír o preocupar a los lugareños. Tal como ahora. La película sobrevuela por muchos temas, pero el momento de la libertad de prensa y de expresión es supremo, cuando el depredador de uno de los pueblos le exige, bajo amenazas, que solo comente las noticias que lo ensalzan a él. Hanks se niega y, con la verdad, provoca el estallido. Así ha sido siempre: la verdad, la realidad y no lo que el poderoso quiera o imponga u ordene.

No es fácil, y menos bajo la presión de una pistola, una campaña -aunque sea falsa- de desprestigio, la merma de ingresos publicitarios o un despido. En tiempos de mentiras y noticias falsas en redes sociales, en algunos medios y en las bocas de algunos políticos -resulta curioso que la película en inglés se titule ‘News of the world’ y en España le hayan añadido el apócope gran, imagino que para diferenciarlo de aquel viejo, desternillante y disparatado semanario, ‘Noticias del mundo’, antecesor de lo que hoy conocemos como ‘El mundo today’, la gente normal espera que los charlatanes del momento no traten de manipularnos ni nos engañen con soflamas de todo a cien ni propuestas maquilladas con briefing de pacotilla, timing de circo y brainstorming de nuevo rico. Ford, precisamente, en ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, nos enfrenta a otra gran verdad: cuando la leyenda se convierte en hechos, imprime la leyenda. Devastador, como aquel Tony Curtis, canalla y cínico, que, en ‘La pícara soltera’, rotundo, afirma:

«No dejes que la verdad te estropee un buen reportaje». Lo cual demuestra que la inmoralidad de las noticias falsas es tan vieja como el oeste y que, a veces, son los propios medios quienes las fomentan mirando para otro lado por no meterse en problemas… o arruinar un buen titular.