No sé si cometo algún delito recordando al que fuera ministro de Educación y Ciencias de España de 1968 a 1973, José Luis Villar Palasí. Fue el firmante del Decreto 991/1973 de 10 de mayo por el que se crea la Universidad de Extremadura, y el también de la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, conocida como la Reforma Educativa de Villar Palasí, que duró hasta 1990, con algunas adaptaciones a los tiempos.

Villar Palasí fue un personaje extraordinario. Con gran formación y múltiples responsabilidades nacionales e internacionales fue también ministro de Comercio y presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Dominaba 15 idiomas. Pero sobre todo fue un visionario y el gran impulsor de la educación en España de los últimos 50 años. En su mandato como ministro de Educación se crearon 11 universidades públicas. Dos de ellas, y en las que yo he estudiado y por las que muchos extremeños hemos pasado: la Universidad e Extremadura en 1973 y la UNED en 1972. Ahora todo parece una normalidad, pero cuando se crearon fueron hechos verdaderamente transformadores.

También soy fruto de Villar Palasí con su reforma educativa de 1970. Pertenecí a la primera promoción de la EGB y BUP. Mi curso iba abriendo camino y sirviendo de conejillo de Indias para los profesores, que evidentemente iban superando su deficiente preparación con mucho trabajo y compromiso. Empezamos con las dichosas fichas que teníamos que completar con manuales denominados «consultor», introduciendo por primera vez el concepto de educación personalizada, en la que el alumno pasaba de ser sujeto pasivo a activo en la educación intentando complementar la instrucción de conocimiento con la educación en valores. Los profesores y alumnos aprendíamos a la vez los nuevos conceptos de la gramática en los que el complemento directo pasaba a ser objeto directo, y nos introducían en matemáticas abstractas con las teorías de conjuntos. La educación se hizo obligatoria hasta los 14 años y se creó la Formación Profesional. La ley además de empezar a valorar una lengua extranjera introducía la educación básica en las lenguas regionales. Y después vino el BUP y todo lo demás. Esta ley nos marcó a toda una generación que en España podría denominarse del «Baby boom», coincidente con los que nacimos entre 1961 y 1975 y que hoy deberíamos ser los que tirásemos del carro. Después, a partir de 1990 llegó la LOGSE y el resto de la historia ya la sabemos. Creo que a pesar de algunas deficiencias que también tuvimos, esta si ha sido la generación mejor formada de la historia. O a lo mejor es que empiezo a estar mayor.