Una angustiosa experiencia vivida en primera persona y su labor como técnico sanitario en Cruz Roja durante varios años han llevado al hostelero pacense Félix Holgado a incorporar a su restaurante Diverxus, en Pardaleras, un dispositivo de emergencia en asfixia por atragantamiento.

Se trata de un pequeño equipo de primeros auxilios, que ayuda a liberar la vía aérea de la víctima cuando el protocolo estándar (toser, dar palmadas en la espalda o realizar la maniobra de Heimlich) no funciona.

Es un dispositivo de succión que cuenta con tres mascarillas: una pediátrica para niños de entre 12 meses y cuatro años; otra a partir de los 4 años; y una más para adultos. «Solo hay que colocar el aparato sobre la cara de la persona que se haya atragantado, presionando con la mano, empujar el mango y tirar de él, con lo que se consigue un efecto ventosa que libera la vía inmediatamente», explica Holgado.

Su coste es de unos 160 euros. «No es una inversión costosa y animo a todos los hosteleros a que lo tengan, porque puedes salvar una vida», asegura.

Desde que abrió su negocio hace tres años ha tenido algún «susto» por atragantamiento en su establecimiento, aunque ninguno grave afortunadamente. Él sí se atragantó hace años cuando bebía un refresco y acabó en el hospital, «con los pulmones encharcados y con secuelas que aún perduras», recuerda.

Sus clientes han recibido con agrado la incorporación de este dispositivo antiasfixia. «Ven que piensas en ellos, no solo en hacer negocio», dice el dueño de Diverxus, a quien también le gustaría contar con un desfibrilador en su local en el futuro.