Cuando Rubén del Pozo y Susana Luengo pusieron en marcha la iniciativa no podían imaginar la magnitud que alcanzaría este juego. Porque es un juego, que fomenta la imaginación, invita a disfrutar de los espacios libres, propicia la convivencia y extiende lazos infinitos sobre una idea tan simple y barata como es pintar piedras, esconderlas y que otros las encuentren. Rubén resume su objetivo en una frase: «La verdadera felicidad consiste en hacer felices a los demás» y por el camino han encontrado otras metas como pasar tiempo en familia, en pareja, con las personas mayores, salir a la calle y un uso humanizado de las tecnologías. «Nosotros pintamos los días de mal tiempo y salimos cuando hace bueno», cuenta.

El juego, denominado Bada-Roc, comenzó a principios de noviembre en Facebook como «un experimento». Lo iniciaron Rubén, Susana y su hija escondiendo piedras en los parques e invitando a amigos a encontrarlas. «Pensamos que iba a ser algo desilusionante, porque las pintábamos, las dejábamos y las primeras nunca aparecieron», recuerda Rubén. Se empezaron a sumar adeptos y a principios de Navidad iniciaron una campaña escondiendo Jesusitos por todo Badajoz. Fue el inicio de la eclosión. En una semana pasaron de 200 a 1.700 miembros.

El Día de la Paz se sumaron muchos colegios. Sus alumnos pintaron mensajes en piedras que después escondieron en parques cercanos. Ahora Bada-Roc supera los 15.000 miembros, que en realidad son muchos más seguidores, pues son los padres de los niños los que están en Facebook y además hay familias que no aparecen en las redes y que también practican. No hay parque ni plaza pública ni zona verde en Badajoz donde no haya personas, de todas las edades, buscando piedras pintadas o colocando las suyas, muchas de ellas auténticas obras de arte, algunas con mensaje y todas coloreadas y compartidas como auténticos tesoros.

La norma del juego es decorar las piedras y por detrás escribir «Sube una foto al grupo de Facebook Bada-Roc». El que participa puede quedarse las que encuentre o esconderlas de nuevo (rebotar). Recomiendan que las piedras tengan un tamaño superior a 5 centímetros, para que la frase quepa, y que se pinten con rotuladores acrílicos, para que no se deterioren con el agua. Los responsables del juego han tenido que aprender a base de errores. Así, tras unos cuantos despropósitos, han publicado un listado de lugares donde no se pueden colocar piedras porque suponen un riesgo, y dónde sí se permite (en espacios abiertos y públicos donde no molesten a nadie).

Desde Bada-Roc la iniciativa se ha expandido a toda la región y también fuera de la comunidad autónoma. Los impulsores vieron que esta idea podía tergiversarse si alguien la utilizaba con otros fines y, para evitarlo, desde Badajoz se han generado grupos en todas las ciudades de España, que van «soltando» cuando encuentran a gente que se hace cargo de ellos manteniendo la idea original. Desde aquí se gestionan los de Badajoz, Mérida (con 4.500 miembros) y Cáceres (2.500 seguidores). Rubén calcula que en la región puede haber unas 40.000 personas «buscando piedras». También han abierto delegaciones por comarcas en las dos provincias, además de en Madrid, Sevilla, Huelva, Cádiz, Vigo y Zamora, todos «made in Badajoz». Otras poblaciones pequeñas tienen grupos independientes. Hay quienes les ha aconsejado patentar el juego y lo que han hecho es registrar la marca Bada-Roc y proteger los documentos bajo una licencia de uso no comercial, pero no la idea de pintar piedras y compartirlas, que tantos entusiastas ya han hecho suya.