La Audiencia Provincial de Badajoz ha condenado a 38 años de cárcel al hombre acusado de agredir sexualmente a la mayor de sus hijas, abusar de la menor y encerrarlas atadas, junto a otra hermana y la madre de estas, al menos 4 horas en el domicilio familiar.

La sentencia considera al hombre culpable de un delito continuado de agresión sexual con penetración, con agravante de parentesco, por el que le impone una pena de 13 años y medio de prisión: de otro delito continuado de abusos sexuales con penetración, por el que lo condena a 8 años y medio de prisión; así como de tres delitos de detención ilegal, cada uno de ellos castigados con 3 años y medio de cárcel. Además, ha sido considerado culpable de tres delitos de amenazas en el ámbito de la violencia de género y doméstica agravados por tener lugar en el domicilio común, por lo que suma tres años más de prisión; otro delito de malos tratos habituales, castigado con un año de cárcel; y uno más de amenazas en el ámbito de la violencia de género, penado con otro año.

También se condena al hombre a indemnizar con 60.000 euros a su mujer y a sus hijas y se le imponen las costas judiciales.

El fallo recoge que la prueba de cargo fundamental que enerva el derecho de presunción de inocencia son las declaraciones de las víctimas de los distintos delitos, la madre y las tres hijas, que califica como «muy sólidas y convincentes, coherentes, uniformes, creíbles, sin contradicciones de ningún tipo y perfectamente verosímiles». Es más, la sentencia afirma que el tribunal «no alberga duda alguna» de que todas dicen la verdad respecto «de todos los incidentes y episodios criminales, lográndose una convicción ausente de toda duda razonable». Además, el juez señala que estas declaraciones hubieran sido suficientes para dictar una sentencia de condena para todos los hechos imputados por las acusaciones, aunque subraya que existe prueba pericial incriminatoria de carácter periférico, «pero muy importante»: el estado anímico traumático que tenían las víctimas y que aún padecen como consecuencia de tales hechos «graves y despreciables».

Frente a la solidez de los testimonios de las víctimas, el tribunal considera que en su declaración el procesado se mostró «muy dubitativo, ofreciendo explicaciones increíbles y ciertamente pueriles en algunos casos, sobre todo en lo relacionado con los delitos de contenido sexual».

En sus calificaciones finales, la fiscalía elevó su petición de cárcel de 47 a 50 años, a la que se adhirió la acusación particular, mientras que la defensa pidió la absolución por considerar que no existían pruebas incriminatorias suficientes. La defensa que ejerció la acusación, Raquel Delgado, se mostró satisfecha con el fallo «porque se ha hecho justicia» que, dijo, era lo que necesitaba la familia.

Contra esta sentencia cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx). Este diario trató ayer de contactar con el abogado de la defensa para saber si recurrirá el fallo, pero no fue posible localizarlo.