Por cientos de miles se cuentan los chicles que ensucian y afean los acerados de la ciudad. Solo en la calle del Obispo, una de las principales arterias y con más tránsito del Casco Antiguo, se calcula que hay hasta 20 pegotes de goma de mascar adheridos por metro cuadrado de acera. Es un ejemplo, pero se trata de un problema generalizado difícil de erradicar y costoso, en tiempo y dinero, de eliminar.

Para retirar estos chicles de los acerados el servicio de Limpieza cuenta con una máquina especial, que debe manejar un operario para retirar uno por uno estos restos. En una jornada de 7 horas puede actuar sobre una superficie de poco más de cien metros cuadrados, pues, aunque depende del cuánto lleve pegado al pavimento, la media de tiempo para eliminarlos es de 10 segundos por cada uno.

Desde hace unos días se está trabajando con la máquina ‘quitachicles’ en algunas zonas de la ciudad donde se ha detectado que existe mayor concentración de estos pegotes negros o blancos -dependiendo del tiempo que haga que se arrojaron al suelo-, que son vehículo de gérmenes y que tardan años en degradarse. Según explicó el concejal de Limpieza, Alejandro Vélez, ya se ha pasado por la avenida Saavedra Palmeiro, por las puertas de algunos institutos y ahora se está trabajando en la calle del Obispo.

El concejal reconoció que se trata de un trabajo «minucioso», que requiere mucho tiempo y que solo es efectivo si se lleva a cabo en superficies donde se concentran gran número de chicles, pues si hay que desplazarse no resulta operativo y su coste es aún más elevado.

Vélez apuntó que no se trata de una actuación «excepcional», sino que dentro de las tareas ordinarias del servicio se completa la limpieza viaria con esta máquina, que utiliza un producto que se calienta con el quemador que hay en la punta de la lanza y junto con el cepillo metálico que cuenta diluye el chicle. Los restos que deja esta operación se eliminan con una hidrolimpiadora.

El concejal de Limpieza reconoció que sin la colaboración de los ciudadanos es muy complicado acabar con este problema, que no tiene otros responsables que «el incivismo y la falta de comportamiento adecuado», dijo. En este sentido, recordó que arrojar un chicle a la vía pública incumple las ordenanzas municipales y es motivo de sanción.

Por otro lado, Vélez explicó que se continúa trabajando en el plan intensivo de limpieza en los barrios. Ya se ha actuado en ocho barriadas. Ayer estaban en Cerro Gordo y la siguiente parada será La Pilara. Aunque reconoció que están tardando más de lo previsto, será cuando culmine cuando se estudie la posibilidad de realizarlo de forma periódica.