El Museo Extremeño para la Ciencia y la Tecnología ha dejado de ser una entelequia y, aunque carezca aún de sede física, existe. Se ha hecho visible con la celebración del Encuentro de Gestores de Museos y Centros de Divulgación de la Ciencia y la Tecnología, cuya primera jornada se celebró ayer en Badajoz y continúa hoy en Olivenza.

Alfredo Álvarez, integrante de la comisión para la creación de este museo, que nació en el seno de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, recordó ayer durante la inauguración del encuentro que la iniciativa de crear un Museo de la Ciencia en Badajoz empezó hace 20 años por empeño de profesores universitarios desde la Económica y ha tenido que superar innumerables vicisitudes hasta la actualidad, cuando está a punto de que exista como entidad. En el 2000 la Asamblea de Extremadura aprobó por unanimidad su creación pero «por cuestiones políticas» el proyecto se paralizó. Se retomó en el 2008, cuando comenzaron a organizar actividades. En el 2017 se reunieron las entidades implicadas en esta iniciativa: la Junta, el Ayuntamiento y la Diputación de Badajoz, la Universidad de Extremadura (Uex) y por parte privada, la Económica, Juvenex y Caja Rural de Extremadura. Las negociaciones dieron como resultado la creación de una fundación privada (con participación pública) con unos estatutos ya firmados y solo queda pendiente el visto bueno del Protectorado de la Junta de Extremadura, «que sería el último paso» y que, según Alfredo Álvarez, podría ser realidad en las próximas semanas. En cuanto el museo exista como entidad jurídica podrá empezar a desarrollar proyectos.

aprender de los que saben / Con el encuentro que comenzó ayer, los promotores del museo pretenden que sus conclusiones sirvan para adoptar las experiencias de otros al modelo que se quiere implantar en Badajoz. «Queremos aprender de los que tienen experiencia para que el futuro museo parta de proyectos bien desarrollados y bien fundamentados», según explicó Lorenzo Blanco, también de la comisión promotora. Entre los intervinientes, el programa incluye la participación de los responsables del Centro Ciencia Viva de Estremoz (Portugal), del Museo de Energía Fábrica de la Luz de Ponferrada, del de Ciencias Naturales de Madrid, del Nacional de Ciencia y Tecnología, así como del Museo Etnográfico de Olivenza y el Nacional de Arte Romano de Mérida. Las jornadas son previas a la creación y Blanco confió en que sea la última actividad de promoción. «Si todo va bien esperamos que para el curso que viene podamos estar ya hablando del museo».

El Museo Extremeño para la Ciencia y la Tecnología tiene tres dimensiones. La primera es un espacio físico para talleres, seminarios y exposiciones. Cuando exista como entidad jurídica será el momento de buscar y negociar la ubicación, que podría ser el ala vacía del López de Ayala, el Provincial o los juzgados de la avenida de Colón. La segunda es convertir la ciudad en un museo que abarcaría la Fábrica de la Luz, los paseos matemáticos, científicos, arte y ciencia y una plaza con siete relojes de sol en el parque de la margen derecha del Guadiana, que ya está proyectada y presupuestada por parte de la CHG. La tercera sería el ámbito virtual, que permite conectarse con otros museos.