Un rincón del parque de la margen derecha del río Guadiana aglutinó ayer durante toda la mañana actividades de concienciación para el cuidado del planeta. Se trataba de una iniciativa para celebrar el Día de la Tierra de la oenegé Entreculturas y la fundación Atabal, con la implicación y colaboración de otras entidades.

Según explicó Inés Tapia, voluntaria de Entreculturas en la comisión de Ecología, se trataba de desarrollar actividades de sensibilización y formación «sobre qué está pasando con el medio ambiente» en la tierra, el agua y el aire, además de informar sobre qué se puede hacer para mejorar la situación y comprobar «cómo nuestros actos diarios tienen consecuencias para el clima, sobre todo en los países empobrecidos, aunque los que más contaminamos somos los países del norte». En definitiva «tenemos que ser conscientes de la realidad que hay, de que somos causa del cambio climático pero al mismo tiempo somos la solución» y de ahí la necesidad de conocer qué se puede hacer para cambiar el mundo.

Entre los talleres que se desarrollaron, había de plantas del Colegio Nuestra Señora de la Luz, de cometas con material reciclado y otro para comprobar la importancia del agua y el elevado consumo de este recurso en procesos de producción. Así mismo se montó un cementerio en cuyas lápidas se rotularon los nombres de especies extinguidas animales y vegetales. En otro espacio, varias entidades informaron de la labor que realizan. También se instaló un estand de trueque donde se podían entregar bolsas de plástico a cambio de otras de tela.

Familias y pandillas que acudieron recibieron el mensaje claro de que «con pequeños gestos podemos cambiar el mundo». Tan pequeños como decir «no gracias, sin pajita» o «no gracias, traigo mi bolsa», que tienen mucha significación. Un dato: una pajita tarda quinientos años en degradarse.