Ahora que La Unidad Militar de Emergencias (UME) se va de Extremadura después de haber librado al río Guadiana de la plaga del camalote, se me viene al recuerdo, en forma de anécdota, cómo y dónde los vi cuando, allá por el mes de octubre, llegaban a la región. Estábamos en los días posteriores a la convulsa celebración del aniversario del referéndum ilegal en Cataluña. Los radicales independentistas habían tomado Barcelona. Disturbios, cargas policiales, tensión. El resto de españoles no dábamos crédito. Yo ese día entraba en Madrid y en nuestra A-5, pero en dirección contraria, desfilaban camiones y más camiones militares. Pensé: la cosa se está poniendo muy muy fea. Era tan preocupante lo que estaba pasando en Cataluña que ni tan siquiera una persona medianamente informada como yo reparó en que se trataba de la ‘Operación Medioambiental de Extremadura’. Un triste ejemplo más de como el llamado «conflicto catalán», desgraciadamente lo ocupa y ensucia todo.

Ahora los militares de la UME se van. Para mi gusto han sobrado tanto desfile y alaracas políticas. No lo necesitan. Saben que después de haber extraído más de sesenta mil toneladas de camalote del Guadiana, diariamente y sin descanso, -y todos los hemos visto- tienen el aprecio y cariño de los extremeños y sobre todo de la ciudad de Badajoz.

Al Maridi la agrupación ganadora del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz pedía en un emotivo pasodoble la Medalla de Extremadura para la UME, se ha propuesto una escultura en Badajoz o que tenga una calle.

¿Se lo merecen o simplemente han cumplido con su trabajo, como dicen algunos? En mi opinión se lo merecen y de sobra. Han hecho su trabajo, claro que sí, como cualquier otro profesional que cada día cumple con su obligación, pero si no hubiera sido por ellos, junto con los equipos de la Confederación Hidrografía y la Brigada Extremadura XI, hoy estaríamos ante un problema medioambiental de repercusiones incalculables.

El camalote o Jacinto de Agua no se irá nunca del río Guadiana. Lo reconocen los propios militares. Pero no podemos permitir que su proliferación llegue a una situación critica como la de ahora. Que tomen nota las autoridades e, incluso, los propios ciudadanos que también deberíamos colaborar en la limpieza de nuestro río.