De los rescoldos del 15M quedan más cenizas que brasas incandescentes. No hay más que mirar hacia Madrid y comprobar cómo los que antaño fueron amigos y compañeros ahora ni se tutean. En Badajoz la ruptura de Podemos debía estar fraguándose hace tiempo y se exteriorizó en las primarias para la elección de la secretaría general celebradas en junio pasado, cuando Erika Cadenas, una desconocida para los de fuera pero no tanto para los de dentro y su entorno, venció al portavoz municipal, Remigio Cordero. Ni él mismo lo esperaba. La diferencia de votos fue mínima, pero es lo que tiene el sistema de mayorías, que un solo voto marca distancia. Son las reglas del juego, que si alguien considera injustas, debe intentar cambiar antes de someterse a su dictadura.

La victoria de Cadenas provocó una bicefalia que se tradujo en que la dirección del partido no coincide con los representantes que habían elegido los votantes en las elecciones municipales, las primeras a las que Podemos se presentaba y que en Badajoz consiguió tres concejales. Podrían haberse convertido en la llave del gobierno local si la legislatura no hubiera sufrido tantos altibajos, con avisos de mociones de censura inacabadas de por medio, que enconaron aún más la distancia entre el gobierno y la oposición.

Podemos se presentó bajo el paraguas de un partido creado para concurrir a los comicios: Podemos Recuperar Badajoz, del que Remigio Cordero sigue siendo cabeza visible, acompañado de un equipo leal. La disgregación interna en Podemos Badajoz debía de ser tal que, cuando otras primarias estaban a la vuelta de la esquina, dio lugar a la apertura de expedientes y consiguiente suspensión de militancia de ocho miembros de Recuperar Badajoz, entre los que no estaba el concejal Fernando De las Heras, que tras los últimos acontecimientos, ha decidido marcharse sin aclarar de parte de quién está, a pocos meses de que termine la legislatura. Los expedientes fueron solventados por órganos dominados por el equipo de Erika, a quienes los castigados acusaron de ser juez y parte, pues los culpaban de que Podemos Recuperar Badajoz fuese por libre y no rindiese cuentas a la raíz política de la que proviene. De haber servido de algo los expedientes, no habrían permitido a Cordero presentarse a las primarias para la elección del candidato a las próximas elecciones municipales de mayo. No sabemos aún en qué ha quedado el castigo, pues la suspensión de la militancia no se aplicó, pendiente de que se manifieste el Comité de Garantías. Pero a los de enfrente les quedaba otra baza que Cordero no esperaba. Dicen los estatutos de la formación morada que para ser candidato se requiere el aval de un órgano colegiado, que Cordero no logró ni en Badajoz ni, para su sorpresa, tampoco en Mérida, que ahora resulta que no lo apoya, a pesar de que forma parte de la candidatura a la Asamblea. Con este panorama el ofrecimiento de Erika Cadenas de una lista de consenso no tenía porvenir, pues la base de todo acuerdo está en la concordia. El propio sistema de elección, en el que se vota por un lado el cabeza de cartel y por otros los integrantes de la lista hacía prever que el resultado sería una candidatura heterogénea, que combinaría ambas opciones y así ha sido. Como también era previsible que el equipo de Cordero desistiese de formar parte de la candidatura acompañando a quienes los han querido echar del partido. De todo esto resulta que Podemos Badajoz tiene en el ayuntamiento tres concejales que no lo representan. Podemos seguir, pero va ser que no.