Llegando estas fechas, somos muchos los que en Badajoz estamos ya agarrados, día y noche, a la goma eva y a la maldita pistola de silicona. Muy entretenido. Y por favor, léase la ironía. Si no es para ti, siempre hay un amigo, una hija o cualquier otro familiar que participa en una comparsa, una murga o un artefacto, el que te pide que «le eches una mano con el traje».

El estrés, los nervios y la vez la ilusión por vivir el Carnaval desde dentro es el preludio del preludio de esta fiesta. De hecho este fin de semana Las Candelas dan el pistoletazo de salida, primero en San Fernando y después en Santa Marina, a la fiesta más importantes de la ciudad.

El fuerte impacto visual y el atractivo del Carnaval de Badajoz lo hemos vuelto a ver este año en Fitur, la Feria Internacional de Turismo. Los trajes de las comparsas que han acudido a la feria, de la mano del Ayuntamiento de Badajoz, han sido un reclamo turístico de primer nivel. ¡Y eso que ya no pueden desfilar!.

El Carnaval sigue siendo una fuente importante de ingresos para la ciudad. Y es, por tanto, una fiesta que hay que cuidar y seguir haciendo que crezca. Una fiesta de tales dimensiones, que siempre tendrá aspectos que mejorar y donde las decisiones que se tomen no serán del gusto de la mayoría.

Ahora, el siguiente paso es conseguir la Declaración de Fiesta de Interés Internacional. Un título que por la antigüedad de la fiesta, la continuidad en el tiempo, la fuerte implicación social o la promoción exterior que se hace del Carnaval, no cabe la menor duda que se conseguirá.

Eso sí, habrá que ir pensando ya en el disfraz que le vamos a poner a los evaluadores, que al parecer tienen que vivir la experiencia en primera persona antes de dar su veredicto. Una misión que yo le encargaría, con los ojos cerrados, al concejal Miguel Ángel Rodríguez de la Calle.