La concejala de Cultura, Paloma Morcillo, había prometido que la inauguración de la séptima edición de la Noche en Blanco incluiría alguna "sorpresa". Más que sorprender, hipnotizó, pues obligó al público a mirar hacia arriba para permanecer atentos a las imágenes proyectadas en la tapa de un piano colocado a 6 metros del suelo. El músico David Moreno se instaló en posición vertical y acompañó un cortometraje con una banda sonora en directo.

El espectáculo de la plaza de España fue el principio de una noche que una vez más colmató el Casco Antiguo, a pesar del extenuante calor. Para los más pequeños estaba anunciada la visita de La patrulla canina y de Emilio El Mago en San Atón, donde había además talleres, y San Francisco se dedicó al circo. Tiempo para la historia en la Concejalía de Cultura, donde Lady Smith, Cristóbal Oudrid, el general Menacho y Luis de Morales cobraron vida. ET se subió a la bicicleta del photocall instalado en la fachada de la antigua Once, en la plaza de la Soledad, cuya ermita abrió la hermandad, así como volvieron a formarse colas para visitar La Giralda y la exposición con ilustraciones en realidad aumentada de las Tres Campanas. Una treintena de bares montaron exposiciones. El alcalde, Francisco Javier Fragoso, precisamente agradeció la colaboración de los empresarios que dotaron sus negocios de contenido cultural. Además, destacó que ésta es la "gran fiesta de la cultura popular" y "un acto ya consolidado" que sirve de excusa para recuperar el Casco Antiguo.

En la esquina de El Silencio, que se estrenó el año pasado por La Noche en Blanco, se acordaron de Antonio Juez con un mapping de Guadalupe Sanabria. Música, poesía y teatro en el Museo de la Ciudad, los Jardines de la Galera y el Claustro de San Agustín. Y en la iglesia de Santa Catalina, el COC proyectó El anillo del Nibelungo de Wagner con La Fura dels Baus en un espacio enmoquetado e iluminado, con un centenar de sillas, pensado para el relax entre tanto alboroto.