Desde esta columna de los jueves quiero agradecer la labor que realizan los empleados del Banco Santander, y muy especialmente la realizada por las empleadas que integraban la plantilla de la sucursal que se encontraba en la avenida de Europa, y que ha sido cerrada recientemente, como consecuencia de la política de reestructuración que está llevando a cabo este banco, en aras, según ellos, de lp que han denominado una racionalización de recursos.

Realmente, la citada racionalización de recursos a la que se refiere la entidad parece limitarse a concentrar a los clientes en otras sucursales que ya mantenían sus puertas abiertas, por sí mismas, más que suficientes.

Pero esta no es la cuestión que quiero abordar en estos momentos. En estos momentos lo que quiero es mostrar mi más sincero agradecimiento a todos los empleados que trabajaban en esa sucursal de la avenida de Europa, y forma muy especial a dos de ellas, a Almudena y a María del Mar.

En primer lugar, por el trato que dispensan hacia los clientes, mostrándose siempre amables, sonrientes y haciendo gala de una educación exquisita. Pero además, se trata de dos grandes profesionales que siempre han estado al día de todos y cada uno de los productos financieros que ha tenido el banco y que han ofrecido a sus clientes indicando las característica ventajas y menos ventajas que tenían.

Por todo ello, el banco se debe sentir muy orgulloso de sus empleados si todos se parecen a María del Mar y a Almudena y solo espero, como cliente de esa sucursal, que les sea reconocida a ellas dos la labor realizada, así como a todos los empleados que como ellas se entregan a su trabajo y con ello engrandecen la empresa en la que trabajan en este caso el Banco Santander.

Por ultimo quiero reiterar mi agradecimiento y desearles un futuro profesional lleno de triunfos.