Estamos empeñados en los últimos tiempos en reducir a números, es decir, a estadística, todas las facetas de la vida y eso es lo que ha sucedido con la sanidad extremeña, que ha sido calificada con un aprobado alto.

Esto no estaría mal si conociéramos cómo se ha realizado y si el cuestionario es igual o diferente según las circunstancias de cada Comunidad Autónoma, porque no es lo mismo hacerla en Madrid o Cataluña, donde está más concentrada la población, que tienen más habitantes, etc. Creo que en el caso de Extremadura habría que tener en cuenta factores tales como la dispersión geográfica, una gran extensión geográfica y las grandes distancias en general entre municipios. Pero no solo por una nota se debe valorar un servicio, si hablamos con los usuarios, salvo algunas excepciones, valoran muy alto la sanidad Extremeña.

Esta buena valoración se basa, entre otras cuestiones, en el reconocimiento de los medios de que disponen, de la tecnología que poseen y sobre todo de la profesionalidad y entrega de sus profesionales, que independientemente de la restricciones sufridas (medios físicos, personal), como consecuencia de la crisis, han seguido realizando su trabajo con total dedicación, sustituyendo con mayor entrega al trabajo la falta de medios, tanto materiales como humanos que han tenido.

Aunque lo anterior es cierto, la sanidad extremeña no está exenta de problemas, los usuarios destacan en este sentido la demora para las consultas de atención especializada, tiempo de permanencias en las salas de espera para entrar en consulta de atención primaria y especializada. Pero estaremos de acuerdo que son problemas de menor importancia frente a toda la atención que implica la sanidad extremeña.

Desde aquí quiero reivindicar que en términos generales la sanidad extremeña goza de una muy aceptable salud.