Han terminado los carnavales, ya estamos con la Semana Santa. Ya nos olvidamos de ellos hasta el año que viene. Pero un año pasa muy rápido y ahora es cuando conviene repensar como se puede alcanzar esa dimensión internacional anhelada por algunos.

Aunque no soy carnavalero me gusta observarlos, fotografiarlos, ver sus datos reales de visitantes y sobre todo analizar el fenómeno sociológico y urbano que suponen. Durante años he pensado que no deberían de ser el principal referente turístico de Badajoz, pues la época del año es de poca intensidad turística, era una fiesta poco diferenciada de otros carnavales por mucho que nos lo repitiésemos, los actos estaban muy enfocados al desenfreno local y tenían un alto riesgo con las lluvias.

Siempre he defendido el gran valor que tienen los carnavales como manifestación artística, cultural y de convivencia de la ciudad así como fiesta de integración regional, en la que participaban muchos otros municipios de la región como propia y como gran reto anual para triunfar en la gran ciudad del suroeste ibérico. Solo eso es más que suficiente para defenderla sin tener que insistir en su explotación turística.

Pero este año he percibido un cierto cambio en su evolución, probablemente ayudado por el tiempo y la programación. He visto que había carnavales durante el día. El sábado se vivió un gran ambiente familiar de carnaval en San Francisco. La ciudad vivió el Carnaval de día intensamente, y los visitantes pudieron disfrutar de una jornada festiva y de compras. El domingo, se volvió a vivir una fiesta durante todo el día con un magnífico, elaborado y de gran calidad desfile de Carnaval, que se pudo disfrutar con sol, después ir de compra y concentrarse en San Francisco muchos grupos en un gran ambiente carnavalero. Y el martes en el entierro de la sardina pude comprobar que, a pesar de la lluvia, había mucha gente disfrutando de la ciudad. Para algunos el Carnaval será y seguirá siendo puro botellón, y a lo mejor es lo único que les gusta, pero este año para mucha gente el Carnaval ha sido mucho más y se ha podido disfrutar de día, compatibilizándolo con otras actividades urbanas.

Y paralelamente a Badajoz, en la otra parte de la Eurociudad, Elvas ha celebrado unos Carnavales de gran brillantez, tanto en la calle como en espacios cerrados y sin que apenas se enterasen los pacenses. Repensar el Carnaval y desarrollarlo más en sus aspectos de día, darle la identidad internacional de la Eurociudad y que el Carnaval tenga mayor presencia durante todo el año, como lo está en las ciudades de referencia mundial del carnaval, pueden ser vías de tener un verdadero producto turístico singular internacional, más allá de cuatro días de desenfreno y alcohol, que para algunos es y que dificulta visualizar el trabajo y las ilusiones de muchos miles de carnavaleros que anhelan el reconocimiento internacional.