Con chocolate, pan y el jamón ibérico no aprovechable tras el proceso de loncheado, a Alfonso Montaño y Manuel Gil, investigador y asesor culinario respectivamente del Centro Tecnológico Agroalimentario Extremeño (Ctaex), se les ocurrió fabricar una barrita energética. De esa idea nació Chachos, el snack salado extremeño que fue presentado ayer junto a otras siete patentes y que luchará por convertirse, según afirmaron sus creadores, "en el chupa chups del siglo XXI".

En la presentación, que tuvo lugar en el Espacio Convento y en la que también participaron José Luis Llerena, director de Ctaex, y Benjamín Martínez, director del Area Pública de Innovación e Inteligencia de Mercado de Clarke, Modet & Co (compañía del sector de la propiedad industrial que mantiene un convenio con el citado organismo), los inventores aseguraron que se trata de un snack bajo en calorías (no lleva azúcar), sin colesterol y saludable. "Buscábamos diferentes aprovechamientos para la industria del jamón y nuevas maneras de consumo", indicó Montaño, el ciudadano extremeño con más patentes registradas.

Ahora, con la idea ya en el registro y el snack en la calle, buscarán calar en el mercado, también a nivel internacional. Ayer explicaron que el nombre del producto pretende la identificación de Extremadura por todos los rincones de España. Igualmente, comentaron que puede ser una buena opción para el mercado alemán, que demanda, según reflejaron los ideólogos de la barrita, este tipo de creaciones.

MAS PATENTES Su objetivo es conseguir que una empresa apueste por el desarrollo de Chachos, como ya ha sucedido con algunas de las patentes de Ctaex también presentadas ayer. Es el caso, por ejemplo, del nuevo sistema de cocción con vapor y enfriamiento al vacío para productos alimenticios como las croquetas, en el que se ha interesado una empresa catalana que ya se encuentra "adaptando su maquinaria" para encarar su comercialización.

Otra de las nuevas ideas expuestas fue un procedimiento de obtención de clorofila a partir de la planta Artemisa annua L, que permite, entre otros beneficios, obtener unas píldoras muy efectivas en el combate contra la malaria. Según reflejaron, de la extracción del principio activo de dicha hierba (que se ha adaptado al clima mediterráneo), se obtiene una terapia muy económica para combatir esta enfermedad. Pese a todo, afirmaron que es una enfermedad que afecta sobre todo a países subdesarrollados, "por lo que es difícil que una empresa farmacéutica apueste por el producto".

Un procedimiento para aumentar el contenido de compuestos fenólicos (un antioxidante) en el aceite de oliva, lo que permite crear un producto más saludable y con mayor vida comercial u otro de micro oxigenación para reducir el amargor y el picor, también en el aceite de oliva fueron otras dos de las ocho patentes. Se completaron con un proceso de mejorado de aderezo de aceitunas; el uso de hidrolizados enzimáticos a partir de harina y soja y colza en cultivos agrícolas y con la utilización del zinc y procedimiento para retrasar la maduración de las aceitunas.