El proceso de incineración suele durar unas tres horas y media. El horno dónde se realiza el proceso consta de tres cámaras con otros tres quemadores de gasoil, que llegan a alcanzar una temperatura de 800 grados centígrados.

El féretro se introduce en estos hornos, donde primero incinera el ataúd y después el cuerpo. Estos hornos distinguen y separan las cenizas de lo que es el féretro del cadáver. Una vez terminada la incineración, hay que esperar a que las cenizas enfríen y adquieran una temperatura ambiente.

Manuel Correa señaló que la duración del proceso depende de muchos factores, sobre todo del cuerpo físico del cadáver. Incluso también varia dependiendo de si se es hombre o mujer, ya que éstas últimas tardan menos en incinerarse, según explicó Correa.