Aún subido en su nube de optimismo, tras el triunfo ante el Dux Internacional sobre la bocina y la gran imagen dada en Riazor, el Badajoz aumenta su nivel de autoexigencia y quiere aprobar las asignaturas que aún tiene pendientes: anotar fuera de casa y conseguir jugar bien a la par que se suman puntos. Y es que ha dado la casualidad que cuando se ha ganado, no se ha jugado todo lo bien que demandan los cánones futbolísticos bajo los que se rige Óscar Cano. Y cuando se ha conseguido rubricar una buena impronta en el césped, ese día no se marcan goles ni se suman puntos. Puede sonar ambicioso tal y como están las cosas en el Nuevo Vivero, pero lo cierto es que los blanquinegros no se conforman y lo quieren todo: vencer y convencer.

PROTAGONISTA / Esta misma exigencia es compartida por todos los que componen un proyecto que está viviendo una época convulsa marcada por un muro de incertidumbre al que de vez en cuando se asoma tímidamente la ilusión. Entre ellos, por el central Gorka Pérez, que firmó por el Badajoz justo un día antes de que registraran las oficinas del Nuevo Vivero y la de Extrem Petrol. Pocas horas después, el por aquel entonces presidente, Joaquín Parra, ingresó en prisión. Hasta el día de hoy, en la entidad pacense se está haciendo todo tipo de funambulismo para que la maquinaria no se detenga. El defensor vasco, que espera al igual que todo el badajocismo, que la situación se atempere, hace un balance positivo dos meses después de su llegada: «Estoy muy contento desde que llegué. Los compañeros me han acogido muy bien. Me siento muy a gusto con todos ellos».

Se ha hecho con un sitio en el once y ha sido uno de los fijos de Óscar Cano desde el principio de la temporada. Ha sido el sustituto natural de César Morgado, ha heredado su dorsal y forma una correosa dupla junto con Pardo, uno de los nuevos capitanes. «He llegado con la ilusión de dar lo mejor de mí y de ganarme un puesto», afirma. Sobre el cerrojo que ha montado el equipo, con 300 minutos de imbatibilidad en este inicio de competición, el zaguero se resta méritos individuales y apela a algunos más colectivos. «Para atacar y para defender somos once», expone.

Gorka Pérez, que viene de jugar en LaLiga, ha notado un cambio sustancial en su vuelta a una remozada división de bronce. «Creo que esta categoría ha cambiado bastante con respecto a la Segunda B que yo conocía. El nivel ha subido mucho. Todos los equipos son de playoff. Creo que cuando ya esté más asentada, va a quedar una categoría muy bonita», sostiene.

Pese a este incremento de la competitividad, Pérez no quiere excusas. «Ya hace tiempo que teníamos dos salidas muy complicadas, así que iremos con todo”, asevera. Con respecto a su rival, al que se miden este sábado a las 19.00, el defensor blanquinegro sabe cómo sorprender a los vascos. «Es un campo complicado y el Real Unión es un equipo que sabe a lo que juega. Creo que si el equipo está bien y da el máximo, vamos a tener muchas opciones de ganar», concluye.